27 diciembre, 2007

ESPARDEÑÁS Y PEROL TRENCAT - LXXXIX

Tenía poco de amable y lo recuerdo con cierto desdén, aunque con afectiva simpatía. Su proximidad siempre amenazante y su recepción, igual me producía cierto temor, aunque lo aceptaba como el fruto útil que todo lo resuelve y a cuyo recurso en más de una ocasión acudían nuestros padres en una lección que todos hemos aprendido y practicado, ora con la satisfacción de su eficacia, ora con cierto acto de contrición.

Sabemos pues de él, primero por recibirlo y después por ejercitarlo, siempre en este mismo orden. Salvo a nuestro paso por el claustro materno, que cuando lo lanzábamos, producíamos una ligera caricia de amor y cariño, que si retornaba a nuestros sentidos ahora nos resulta imposible acordarnos, incluso en el primer instante de nuestra llegada al mundo ignorantes de todo. Y porque si su eficacia, siempre cuestionada, ha suscitado posiciones enfrentadas, lo cierto es que si aplicamos aquello de “el que esté libre de pecado tire la primera la piedra”, seguro que nadie podrá alzar su mano: la que extendida, a cara abierta o del revés, siempre hizo acto de presencia en más de una ocasión como la mejor de las recetas a una situación límite, victimas de nuestras propias carencias y al borde de un ataque de nervios. Lo importante es en el momento justo y en el lugar apropiado. Y la fe inquebrantable de su eficacia, que transmitida de generación a generación, permanecerá fiel a su existencia. De su correcta aplicación dependerá pues su fruto: dulce o seco, pero que seguirá siendo siempre fruto.

Ahora, modificado el artículo 154 de nuestro Código Civil, el cachete desaparece de nuestras vidas, tan importante siempre él, haciendo caer sobre nosotros el peso de la ley y dejándonos en el mayor de los desamparos. Aunque su vigilancia y persecución nos procure una ligera sonrisa y la firme decisión por nuestra parte de utilizarlo, en actitud desafiante, parapetados en nuestra propia intimidad de la que somos los únicos amos.

Y mientras nos prohíben el cachete, nos legitiman para bajar cine y música de Internet, robados al viento, previo pago de un impuesto. Pero en esta ocasión, sin la pamplina de los derechos de autor ni cosa intelectual que valga, al igual que se permitía al morisco ejercer su religión infiel, prohibida entonces, previo pago de un diezmo. Lo que en cierto modo nos retrotrae a una época muy cercana a la edad media, la de los inicios de la edad moderna, cuando la inexistencia de “medionet” ni inventado aún el cine, lo único que podía caernos del cielo eran las plagas de la peste. Todo parece más, un pago por los servicios prestados al mundo del cine, especialistas “cum laude” de las subvenciones oficiales y de la manipulación, hábilmente dedicados a producir películas que, salvo en muy pocas ocasiones, nunca llegan a estrenarse: sólo las habas mal contadas de media docena al año, como muchas, y la mayoría de ellas muy malas.

El Congreso de los Diputados ha cerrado sus puertas, y sus ocupantes se han ido de vacaciones, hasta marzo. No sabemos si pagadas, conseguidas con puntos, o a costa de sus bolsillos, opción que nos parece la menos probable. Y algunos con la duda de su regreso, pero las opciones mayoritarias con la certeza de una vuelta triunfal para ocupar los bancos azules de los que quieren ser sus dueños. La cuenta atrás inicia pues su andadura y el todo vale volverá a ser el protagonista del juego, a veces sucio, que se avecina pasadas las fiestas de Navidad y Reyes. Horas estas las de las fiestas, tan útiles para un ligero y regenerador descanso, pero propensas para una mala digestión si se dedican a los excesos culinarios, tan propios en estos días. Como no recurrirán a los sucedáneos, esperemos al menos aprendan que siempre es mejor lo real y aparquen las mentiras para siempre, lo que temo será muy difícil.

Tan difícil, como resulta entender el que más de cuarenta alcaldes socialistas se nieguen a colocar la bandera de España en su consistorio: el lugar que debería ser la auténtica “Casa del Pueblo”, el más institucional de todos, y más si cabe cuando quienes lo lideran son los representantes de un partido que dice llamarse Partido Socialista Obrero Español. Sólo se explica desde la mentira de quienes lo representan, desde la mezquindad que en ellos se atesora, desde la ignorancia más montaraz que les envuelve, por no decir de la desvergüenza que les embarga. Son estas, como las verdades de Pero Grullo, que a la mano cerrada decía puño, pero esta vez en alto, como tantas otras veces hicieran. Zapatero calla, otorga y lanza a sus habituales adelantados incendiarios: su práctica habitual en el Partido que él lidera.

Los que siempre quieren recordarnos su existencia son “los hijos de Setien”, que aprovechando la nochebuena han vuelto a tocar la zambomba en Balmaseda en el mismo instante que Juan Carlos I nos lanzaba su mensaje navideño de paz. Es lo que pasa en estos días tan entrañables, que ponen a cada uno en su sitio, y que mientras la gran mayoría ofrece sus buenos deseos de paz, otros muestran su pelaje. Como el propio del nuevo Obispo de San Sebastián que nos recuerda a los asesinos encarcelados, profanadores del la Ley de Dios, y no precisamente con el deseo de hacerles volver al redil, su principal tarea, más utilizada sin embargo, para darles albergue y protección. Como también a esas ovejas descarriadas que pasean su infamia por las calles vascas, cuya piel de cordero que les envuelve es la de la indiferencia ante cualquier acto terrorista del que se sienten tan ufanos y contentos demostrando la crueldad que llevan dentro.

Lo mejor será meterlos en nuestro Perol y como no caben todos dentro, sí al menos sus intenciones. Y no para darles un fuerte mamporro, sino para pasarlas por el fuego con la esperanza de purificarlas de toda la maldad que fruto de su odio llevan dentro.

20 diciembre, 2007

ESPARDEÑÁS Y PEROL TRENCAT - LXXXVIII

Nada nos reconforta más que velen por nosotros, que nos cuiden con mimo, que nos hagan la vida fácil y que nos hagan cosquillas en un marco como ahora se dice adecuadamente sostenible, lejos de las cuestas arriba de andar pesado y cansino, de sortear peñascos abruptos llenos de peligros, o salvándonos de los fangos movedizos y ocultos que, confiados, nos engullen perdiéndonos en el más profundo túnel de la miseria.

Siempre agradeceremos -“ellos” piensan que son necesarios- los exitosos consejos televisivos de “todos los días un plátano” -tan rico en potasio- y que nos recordaba la existencia de las Islas Canarias, lugar de enamorados, donde no sólo había una hora menos, sino la infinita reserva alimenticia que machaconamente nos anunciaban. Y como las cerezas, que unas salen tras las otras, varios slogan publicitarios continuaron alegrando nuestras vidas: el dos naranjas mejor que una, el coma patatas, o aquel “de que hay mucho que hablar del bacalao”, cuando era producto barato y cuaresmal, en nuestros días convertido en articulo de lujo.

El IPC actual se le ha ido de las manos a Zapatero, como otro de sus muchos juegos malabares rociados de fuego en un escenario de dudas y cortinas de falso satén. La razón debe de estar en su dedicación constante a su mesiánica “alianza de civilizaciones” cuya supuesta colaboración nadie conoce, dejándonos además engañados por su promesa de que dentro de un año estaríamos mucho mejor, cuyo momento del vaticinio es mucho mejor no recordar. Ahora, en los umbrales navideños, bajo el dintel de las luminarias que incitan al consumo, el Gobierno nos aconseja comer conejo, pero sin darnos la receta.

Pienso en el pavo relleno, en el capón cebado, en el lechazo asado, en el solomillo trufado, o en el bodegón de marisco en el centro de la mesa y todo me parece muy osado, muy comprometedor, y hasta incluso con tintes pecaminosos. Un riesgo para nuestros bolsillos de colesterol alto, más necesitados del crédito fácil publicitado en la televisión matinal, cuyo único remedio parece en el estar consumiendo conejo, según nos dice un Secretario General del Gobierno de Zapatero. Hágase guisado con patatas o a la brasa, comprándolo según nos aconsejan para que lleguemos a final de mes en las mejores condiciones, antes de entrar en la cuesta de Enero, que ya lo es de todo el año.

Por la boca muere el pez y el presumir de lo que se carece, son constantes universales cada vez más elocuentes en aquellos que más exigen, principalmente. La falsa progresía, más hija del fracaso individual y de la envidia, con aliños de odio en ocasiones, siempre demandó un arco parlamentario democrático y libre, como principal fuente del Estado de Derecho, donde el imperio de la Ley y la legalidad vigente, marcaran las reglas del juego, obligados a su cumplimiento. Sin embargo, ahora, aquí, en nuestra Comunidad Valenciana, prisioneros por las cadenas de su mimetismo catalán, claman al cielo por el cierre de los ilegales repetidores televisivos instalados con nocturnidad y alevosía por una asociación panfletaria subvencionada por la Generalitat Catalana, que dirige el “mayor mercader del reino”, ese que se llama Eliseo Climent: el que se viste con largas túnica culturales para ocultar, ningunear y despreciar la que es propia de nuestro viejo reino valenciano: su historia tan diferenciada. Y lo intenta, al igual que lo hicieran monarcas y cortesanos en su siglo de decadencia, cuando rociaban sus ropas de perfumes para ocultar el hedor que despedían sus cuerpos.

Y a mí que me registren, porque mis manos blancas e impolutas no son culpables de nada: es lo que debe de pensar Solbes, el hermético Ministro de Economía, que cuando habla, lo hace con voz baja, con frases cortas, ceño fruncido y algo mosqueado. Sin embargo, ahora nos hecha la culpa por nuestra torpe contribución, la que nos hace llegar a final de mes con los bolsillos escasos, por no decir vacíos; y nos dice que la razón de nuestra débil economía doméstica está en la proliferación de las propinas, cuya cuantía no sabemos valorar, lo que debido a su constante estipendio, incluso en las horas del café, aquel de ochenta céntimos la taza ya fenecido, nos impide engordar nuestra libreta de ahorro cada final de mes. La regañina, algo suave, es fruto de Zapatero, paternal y generoso como pocos, advertidos como estábamos por él mismo para la actual legislatura, con un nuevo talante que nos iba a sorprender a todos.

Estamos en los días previos a la Navidad, los de las compras y regalos estirando nuestras posibilidades hasta romperse la goma que sacudirá nuestras manos. Menos mal que velan por nosotros y que nunca nos hemos encontrado tan protegidos, confiados en la bondad del conejo, reciclados para bien en la práctica de la propina y confiados en la bondad de un próximo año económico que nos augura Solbes, nacido en el Pinoso. Murphi en su magistral murphyología, dice que cuando las cosas parece que ya no pueden ir peor, empeoran. En cambio, el ministro económico le da una patada a la teoría, y nos anuncia compungido en la TV matinal, esa que no le gusta a Rajoy, que cómo la inflación está tan alta, lo normal es que baje. A algo nos suena el vaticinio, y lo normal es que en los próximos días todo vuele por los aires, en la “Terminal cuatro” de cualquier mercado de barrio en el momento de la compra del conejo pascual.

Hagamos cocido en nuestro Perol en estas fiestas navideñas, tan tradicional como nutritivo, y olvidemos por unos días de tantos farsantes, empeñados como están en tanta manipulación, en tanta mezquindad, y alcemos los mejores deseos para todos sin olvidarnos del aguinaldo, aunque eso sí, convirtiéndolo antes en pesetas.

13 diciembre, 2007

ESPARDEÑÁS Y PEROL TRENCAT - LXXXVII

En los últimos años del siglo XX fueron cogiendo fuerza las tiendas del todo a cien, en los umbrales de los juegos de luces con los plomos automáticos del láser tan lejanos a aquellos del blanco y negro de los sesenta, cuando imperaban las pequeñas tiendas del cero noventa y cinco, entiéndase de peseta. El todo a cien, por novedad, y a salvo del peligro de la tarjeta del Corte Inglés facilitaba el marquito barato para la foto familiar, completar el maleable juego de cubiertos para los días laborables o un sin fin de cacharros que no servían para nada. Nada que ver con los regalos en la época del blanco y negro, aquella del Cupón Regalo Comercial, que libreta a libreta ibas encortinando el alicatado de tu cocina.

Vino el euro, y con él las tiendas de chinos, de pasillos estrechos y largos preñados de cachivaches, que como los pétalos de una flor seca se caen solo al tocarlos. El todo a cien ha desaparecido por el euro, y aún conserva su nombre, no sabemos porqué. Quizá como homenaje a la desagraviada peseta, o quizá por la nostalgia de una falsa economía que nos pueda remediar de aquello que nos haga falta.

La enmienda a los presupuestos del Estado para el próximo año 2008, nos ha supuesto a los valencianos cinco millones de euros extras, algo así, cómo aquel Cupón Regalo Comercial, como premio a la fidelidad. En cambio, sesenta y ocho millones de euros se han ido para Aragón, ciento cuarenta y cuatro millones para Galicia, ciento sesenta millones para Cataluña, quedando nuestra Comunidad en la cola de los desarrapados: léase desheredados. Salimos pues los valencianos, a un euro por persona, el todo a “cien versión euro”, con el que piensan dejarnos contentos comprando en cualquier tienda de chinos, esas que tanto abundan por las calles céntricas de la ciudad, como también por los extrarradios, incluso en cualquier día festivo, hasta en las horas de la tarde.

En el salón columnario de la Lonja de la Seda, nuestra joya del Siglo de Oro Valenciano, hemos presenciado la inclinación de cabeza del rey Juan Carlos I, el Jefe del Estado español, ante Francisco Camps, nuestro Presidente autonómico, en el momento que recibía de éste la Alta Distinción de la Generalitat Valenciana. Ello demuestra la grandeza y humildad del Monarca hacia nuestra Comunidad, gesto que debe llenarnos de orgullo por lo que de respeto expresa hacia todos los valencianos. Gesto, que nada tiene que ver, con los habituales desplantes de la insidiosa Narbona, o los de la “coll de tito”, la Excelentísima Señora Doña María Teresa Fernández de la Vega, Vicepresidenta del Presidente, que se pasa por su famélica entrepierna cualquier acto protocolario, experta en sus intrigas áulicas, y que se ha empadronado en Beneixida en una propiedad producto de una recalificación urbanística, operación tantas veces criticada por su partido.

Como la supresión del impuesto del Patrimonio, que cuando la planteó en nuestra Comunidad el Partido Popular, los socialistas la consideraron para favorecer sólo a los ricos; y ahora, el PSOE, la quiere imponer en toda España. No sabemos si es porque estamos en campaña electoral, o porque ellos, los socialistas, son cada vez más ricos; o por ambas cosas a la vez.

Las aguas bajan turbias por Blanquerías, le sede del PSOE valenciano situada en la ribera del río Turia, que dejando de serlo hace años, desde la Moncloa parece que no se han enterado. En su permanente decisión de ningunear a los valencianos, incluso a los de su propio partido, desde Ferraz, el PSOE dirige la campaña electoral de la Vicepresidenta del Presidente preocupado sobre todo en ensalzar su imagen, temeroso de su estrepitosa derrota que sabe de antemano. Como el cauce seco que pasa de largo sin refrescar sus orillas, Ferraz, sede de la cúpula dirigente, ignora al comité de la campaña electoral para la provincia de Valencia, cuya coordinadora ha presentado la dimisión después de haber anulado la Vicepresidenta del Presidente un mitin en el Polideportivo del Cabanyal, a cuyo montaje habían dedicado los valencianos todo su esfuerzo, con la sospecha fundada desde Madrid, de encontrarse con el Pabellón vacío.

El Tribunal Constitucional ha dado la razón a la Generalitat Valenciana en el recurso que el Gobierno aragonés había presentado en contra del derecho de los valencianos a recibir el agua que sobra y se pierde por Amposta, y que luego Narbona, quien algún día tendrá que explicar qué mal le han hecho los valencianos, quiere recuperar, quizá avergonzada. Contra el fallo del Alto Tribunal, no hay posibilidad de nuevo recurso, por lo que es de esperar que ya de una vez por todas, la nobleza baturra se imponga a su testarudez ancestral, doblegándose ésta a la necesaria solidaridad cada vez más en entredicho. Testarudez que se vio acrecentada por culpa del nacionalismo catalán del que hizo piña, y que más que cutre y rancio es taimado y desalmado, interesado en torpedear todo aquello que identifique al conjunto de la nación española, como lo era el Plan Hidrográfico Nacional, prueba del nueve que el entreguismo de Zapatero nunca ha sabido superar.

Al Perol pues con tanta vanidad, como con los que nos ningunean; y arriba el perol, en todo lo alto. Y en esta ocasión sí, terminemos la cucaña con un buen mamporrazo en su centro más tozudo, próximas las fiestas, aunque las tengamos que celebrar recurriendo a un crédito bancario cada vez más necesario.

06 diciembre, 2007

ESPARDEÑÁS Y PEROL TRENCAT – LXXXVI

No hay nada mejor para parecer honesto que dejar de serlo. Como cuando borracho de fama y nombre quieres aparentar una falsa humildad mostrando el mejor de tus semblantes ante un nutrido auditorio; porque si estás en soledad, todo te importa un pito y sabes que por cualquier impudicia nadie te va a señalar con el dedo; acaso sólo el de Dios, que nos ve a todos. Mas como hay quienes por no ser creyentes, le ignoran, nunca se darán por aludidos. Al menos ante su propia audiencia, a la que ocultan su temor interno y del que se alejan por el inmenso océano de su propia vanidad.

El Magistrado Javier Gómez Bermúdez, el juez estrella que también lo podría ser de Hollywod peinado a lo Yul Briner y no para pasar desapercibido precisamente, el que fue látigo implacable de la tan cacareada teoría de la conspiración, y que con palabras precisas y cortantes mandaba callar a quienes le parecía oportuno, no ha podido, en cambio, o no ha querido evitar la edición de un libro por parte de su propia esposa en el momento justo y favorable para su mayor difusión, camino hacia otras nuevas ediciones. Publicitado en TV1, cuyos telediarios dieron al juez fama y renombre, ha pasado del anonimato a ser habitual en las primeras páginas de todos los periódicos: antes, como juez estrella, cuyas actuaciones en el escenario judicial eran muy bien recibidas por Moncloa, y ahora como producto estrella de librerías, cuyas ventas serán también muy bien acogidas, pero en esta ocasión por el seno patrimonial de su familia. Poderoso es Don Dinero, que si corrompe al ejecutivo y condiciona al legislativo, ahora enamora al judicial, que anhela la alfombra roja de la fama en busca del dinero fácil que adorna su pasillo.

Aquello del valor se le supone, certificado en la impoluta hoja de servicio personal, pero virgen de cualquier contienda bélica que reseñar y por lo tanto sin poder demostrar nada, es un mérito cutre y casposo que se derrumba llegada la hora de la verdad, la única a tener en cuenta, cuando hay que demostrar el valor que supuestamente se supone. Y la limpieza en el poder judicial, del que necesitamos creer, también hay que demostrarla en el campo de batalla, que es el de todos los días, venciendo al peor de los enemigos, el más peligroso por sus tentaciones, que es la del dinero fácil, a la que el Juez Gómez Bermúdez no le ha prestado atención, atacado por uno de sus flancos, que resulta ser el más cercano.

Ahora, más que nunca, y después de casi cuatro años en entredicho como hemos visto a lo largo de la actual legislatura, el poder judicial hace aguas, lo que aprovechan algunos con la intención de mojarse en busca de las mejores rentas, estando más atentos al motorista desaparecido que se hizo famoso antaño cargado con su encomienda, que a hacer valer su independencia actuando con el mayor de los decoros.

El informe Pisa, nombre que nos recuerda a la famosa torre italiana cada vez más torcida, nos informa sobre el hábito de lectura en la juventud española, también en declive. Nos dice que está desapareciendo la afición a los libros por parte de los jóvenes, cada vez más adictos a la telefonía móvil cuya facturación es más elevada, y cuando la abundancia de bibliotecas con servicios gratuitos facilita tener un libro en las manos, más ocupadas en el botellón de ingesta rápida que en la lectura de unos cuantos renglones que seguramente ven torcidos y por ello de más difícil digestión.

Y es que jugar con fuego en los planes de enseñanza, facilitar el pase de curso sin aprobar, o aligerar y cuando no sustraer los contenidos de valores y enseñanzas patrias, propiciando enfrentamientos barnizados con mentiras de historias con diseños a la carta, endulzados con la enseñanza del adoctrinamiento más paleto, lleva a la juventud a la más absoluta de la desconfianza, hacia un futuro muy incierto, dedicando sus días a gozarlos en el más profundo de los aburrimientos, salpimentados, eso sí, por la cultura del botellón que como única tabla de salvación, consiguen con alta nota.

A la tercera, o la enésima va la vencida y esperemos que esta vez sirva para que Zapatero se de cuenta de su gran error. ETA vuelve a matar y nos produce una gran tristeza; como triste es que tenga que volver suceder, para ver si ya de una vez por todas, Zapatero, el Presidente del Gobierno español, comprende de una vez por todas que ETA jamás aceptará una España autonómica. Esto, que debía tenerlo bien claro, prefirió ignorarlo, consiguiendo únicamente escenificar el abrazo del oso que tanto ha beneficiado a la organización terrorista volviendo a las instituciones principalmente. Ni Felipe González, ya de Presidente, -hasta ese momento fue todo lo contrario- ni José María Aznar dieron oxigeno a ETA, por mucho que se quiera poner a la misma altura con el “falso proceso de paz” de Zapatero. Otra de las grandes mentiras que nos tienen acostumbrados los manipuladores de siempre y a velocidad de Formula Uno. Sobre todo, desde aquel fatídico 11-M, cuando imputaron su causa buscando su propio beneficio, a sabiendas, que mintiendo, la meta de la Moncloa estaba asegurada, incluso a costa de unos muertos en una campaña nunca vista en un país occidental, lo que debe producirnos gran sonrojo.

María Teresa Fernández de la Vega, nuestra Vicepresidenta, en otra de sus muchas mentiras, asegura que se acabará con ETA al igual que se hiciera con el franquismo. ¡Ojalá! Ojalá la organización terrorista anunciara su disolución, al igual que las Cortes Españolas franquistas votaron abrumadoramente lo que sabían era el camino hacia la democracia. Ojalá.

Metamos pues al “falso proceso de paz” en nuestro Perol y a buen recaudo, alejado de tanto memo y mentecato. Los experimentos, mejor hacerlos con gaseosa y no con gasolina supuestamente disolvente. Esa que tanto gusta a ETA y a quienes la apoyan que si algo tienen de personas es la maldad, condición esta por desgracia muy humana.

29 noviembre, 2007

ESPARDEÑAS Y PEROL TRENCAT – LXXXV

Con pan y vino se anda el camino, pero si a la impregnada hogaza le añades algo de azúcar y la dejas esponjar, resulta algo riquísimo con las vitaminas necesarias para alimentar nuestros motores, lejos de los triglicéridos tan amenazantes de nuestra salud y que tanto nos estresan. Sobre todo, cuando de un poco sangre extraída de nuestra vena da positivo y con varias estrellitas al lado. La cordialidad es como el vino y el azúcar, que nos hace sentirnos mejor, más esperanzados, aunque siempre vigilantes no sea flor de un día, como en estos momentos de cara al invierno, cuando los pétalos se amustian, salvo la flor roja de Navidad que ya se acerca.

El alcalde de Zaragoza, el socialista Juan Alberto Belloch viene a Valencia con la mano tendida, justificando a nuestra alcaldesa Rita Barbera, siempre en defensa de lo suyo, postura que no solo comprende, sino que también legitima. Quienes trataron de enfrentar a Valencia y Zaragoza por los problemas del agua son los que no quieren entender que Valencia sólo pide el agua que se pierde por el mar. Ni una gota más queremos del Ebro. Sin embargo, la Narbona, derrochadora ella, quiere luego recuperarla con las desalinizadoras, quizá porque entienda más de las cuestiones del salitre que las del azúcar. Por lo que es de justicia resaltar la cordialidad del morarubialense Juan Alberto Belloch, zona aquella hermanada a Valencia por tantos lazos vecinales, aunque temo sirva para bien poco, pues él, nada tiene que ver con la despreciativa y mentirosa Ministra, ni con la Vicepresidenta, valenciana ella, pero de cuyo valencianismo ha renunciando toda su vida, al menos hasta hace unas pocas semanas. Ahora, cara a las elecciones, ya no nos sirve: ¡A buenas horas, mangas verdes!

Y resulta ser, que la Vicepresidenta del Gobierno Zapatero, cuya época estudiantil la hizo en Madrid, luego en Barcelona y su carrera política como Diputada por Jaén y luego por Segovia y Madrid, se siente valenciana ella. Ahora, el PSOE, preocupado por el fracaso en las últimas elecciones autonómicas y municipales, Zapatero apuesta por ella y en otra de sus jugadas “maestras” y resultado que será funesto, la presenta como cabeza de lista por la provincia de Valencia.

María Teresa Fernández de la Vega, enjuta de cara y delgada del resto, de pelos en punta en ocasiones y labios como rastrillo de púas hirientes, disimulado por trazos a veces azules, ha desembarcado en Valencia con acta de fama y nombre, con cierto predicamento, y se manifiesta altiva -diestra y firme ella- en el manejo de un particular sentido del protocolo tan alejado del real, quizá por su subconsciente. Aprovecha cada evento para figurar o bien sola o en lugar prominente, sea en la ocasión de la visita de un estadista a Valencia, en la de un desbordamiento fluvial, incluso dentro del Vaticano. Protocolo que dejó aparcado estableciendo el suyo propio para que picara Francisco Camps, al ver que le habían cambiado el sitio fijado el día anterior para la embajada española; lección que la Vicepresidenta del Presidente ha hecho extensiva a sus correligionarios ante la campaña que se avecina como una nueva acepción del talante que nos inunda, cuyos nuevos significados pronto aparecerán en el diccionario de la RALE.

Cada vez que una mujer muere asesinada por la violencia de sexo (¿genero?) sale de nuevo a la escena como nuevo acto teatral, que siempre es preámbulo del siguiente al que publicita, y cuyo acto final no vemos cerca. Cada día, cincuenta informes médicos se producen sólo en nuestra Comunidad –que son los más graves, más los que son leves que por lo tanto ignoramos, pero que pronto sabremos porque con el tiempo el hematoma tiende a crecer- procedentes de causas violentas en nuestras casas, fiel reflejo de la sociedad que vivimos, y cuya solución se pretende con un GPS aprovechando la revolución tecnológica que nos invade. Mal va la cosa, y el remedio se aleja, agravada más, cuando vemos una juventud por la calles con pasamontañas dando trompazos a diestro y siniestro convencida que así se solucionan los problemas. La escalada de la violencia es tal, que ya nadie se atreve a señalar su primeros escalones, el de las aulas escolares donde el débil está inseguro, o el de la facultad donde el todo vale menos el debate con la palabra también, escalones estos dónde desde hace años los políticos hincaron el diente en busca del voto, cambiando modos y formas que han desaparecido de nuestra sociedad y que tanto lamentamos la mayoría que los sufre. Se ha celebrado el “Día internacional contra la violencia doméstica”, como otro más de los muchos existentes: contra el alcohol, la droga, el tabaco o contra el nerviosismo implacable, sin caer en la cuenta que no sirven para nada si no cambia la actitud de quienes tienen la obligación de velar por todos, dedicados como están a la mentira permanente, diciendo que son otros los que mienten, ocultando así sus propias mentiras convertidas en las verdades absolutas de lo políticamente correcto.

Iniciadas las obras en el edificio de la vieja Fábrica de Tabacos los socialistas valencianos acusan a Rita Barbera de atentar contra nuestro patrimonio histórico por derribar sus naves anexas, alejadas del cuerpo central y con pinta de un desvencijado y viejo almacén. Que acusen ellos de atacar a nuestro patrimonio, cuando todos sabemos lo que hicieron alicatando el graderío del Teatro Romano de Sagunto, es uno más de sus muchos insultos a la inteligencia humana dentro de esa enorme burbuja adormecedora en la que intentan meternos, merced a su centenario izquierdismo manipulador, que si es siniestro, de forma diestra lo dirigen.

Metamos pues en nuestro Perol a la Vicepresidenta, pero con un fin didáctico y costumbrista. Ya que al necesitar ponerse al día en cosas de nuestra Comunidad, le vendrá bien conocer la existencia de nuestras cucañas, por lo que apartamos el bastón, al menos por el momento.

22 noviembre, 2007

ESPARDEÑÁS Y PEROL TRENCAT - LXXXIV

Fue allá por los setenta cuando de puerta en puerta sin previo aviso, aldabonazo va, aldabonazo viene, entraban en tu casa intentando venderte lo que seguramente no necesitabas, porque de necesitarlo ya lo tenías a buen recaudo adquirido en la perfumería del barrio. El caso era vender su mercancía, y con caras sonrientes, limpias y maquilladas, cabellos bien peinados y perfumados, labios tentadoramente pintados, manos y uñas recién arregladas, argumentaban nuevas técnicas de ventas basadas en el ahorro publicitario por un ajustado precio final que te ofrecían más ligero en beneficio del cliente, acompañado también, del algún que otro regalo, antesala al actual merchandising en su aspecto más inútil. No, no era precisamente como lo del lobo disfrazado de nieta con lacito de colores, pero algo tenían de ello ante la abuelita confiada.

Ahora no es “Avón quien llama a su puerta”, porque ya no cuela. Pero las ideas, como la espuma espuria, aflora, y previa a la cita electoral, el PSOE valenciano inicia su campaña del “pom a pom” sin citas previas, pero directa a la mandíbula de tu puerta que intentarán abrir para ofrecerte una mercancía llena de mentiras, no como lo hicieran los vendedores de enciclopedias, de guerras mundiales o de un atlas universal, actualmente en desuso como las del “Avón”.

El ampuloso Don Manuel Marín, Presidente del Congreso de los Disputados, nos anuncia su retirada de la política para dedicarse de “pleno” (parece que es lo suyo) a cuestiones del cambio climático, cátedra nueva ésta de buen futuro y suculentos frutos, siguiendo el camino marcado por Al Gore o Bill Clintón, quien ha visitado a Zapatero llevándose más de un millón de euros en su bolsillo para cuestiones relacionadas con el cambio climático. Algo tendrá que ver en la renuncia su jefe Zapatero, quien hace unos pocos meses dijo inesperadamente que contaba con José Bono para el mismo cargo de Presidente, lanzándole un aviso. Otra víctima más del Zapatos, y ya van unas cuantas, propias de un talante: modo o manera de ejecutar algo.

Como lo es, desde la forma más elegante –que no es su caso- hasta la de la innecesaria confrontación, sistema que domina por sus torpezas, tal y como hemos visto en los últimos años, cuyos resultados estamos sufriendo estos días por las calles de Madrid y Barcelona principalmente, en unas celebraciones ya olvidadas desde hacía muchos años. De la España del cambio primero, de la España de la transición poco después, hemos llegado con Zapatero a la España del enfrentamiento tras una legislatura empeñada en conseguirlo con rociadas de gasolina semejantes a las de Azaña en los primeros años republicanos y que tanto calentaron el ambiente hasta reventarlo. Como sucede ahora, que gracias al talante instado por Zapatero, nuestra historia, como tantas otras veces, vuelve a repetirse.

Muy atrás quedan los años que cuando llegaba el 20-N sólo una pequeña esquela en los periódicos encargada por la Fundación Francisco Franco anunciando una misa en su nombre, se encargaba de recordarlo. Sobre Zapatero caerá la responsabilidad de lo que acontezca en los próximos años, y en las páginas negras de nuestra historia tendrá el peor de sus recuadros.

Un tal Jorge Bilbeny, que se dedicó a fabular de la presunta catalanidad de Colón dedicándole horas y mucha TV3, le ha dado ahora por ubicar al Lazarillo de Tormes en tierras valencianas, pero con la indocta intención de catalanizarlo. Ignora el tal Jorge, la extensa bibliografía sobre la picaresca obra ubicada en tierras salmantinas, cuya autoría anónima aprovecha con gran desfachatez. El tal Jorge, miente, aprovechándose también de la inexistencia del original del libro, cuando dice que se escribió después en castellano porque entonces estaba prohibido, dice él, hacerlo en catalán –recurso tantas veces utilizado y en esta ocasión para justificar su farsa- precisamente cuando el Siglo de Oro de la Lengua Valenciana estaba en todo su esplendor. Por cuya fama, en la primera imprenta española situada en nuestro Barrio del Carmen se editaban entonces libros en valenciano, en castellano y en latín, nominaciones todas documentadas. Adjudica la autoría del Lazarillo a Juan de Timoneda, el dramaturgo valenciano. Y nos anuncia con descaro, que hará la presentación de su libro en Valencia el 13 de Diciembre, día de Santa Lucia, fiesta de los ciegos, quizá obligado por su subconsciente con la esperanza de engañarnos más fácilmente. No terminará ahí la farsa, camino de la trilogía, pues, seguramente, andan investigando que fue en el Parque Natural de Montserrat donde lució esplendoro el paraíso terrenal a pie de un peñasco cada vez más alto, como si de la nariz de Pinocho se tratase. No será por falta de ganas. El respeto se gana respetando, y no pastando en campo ajeno.

Terminado el IPCC ya tenemos el “Informe de Valencia” redactado en el Museo de las Ciencias por los científicos allí reunidos. Ban Ki-moon, Secretario General de la ONU nos asegura que existen medios suficientes para luchar contra el cambio climático, por lo que habrá que utilizarlos. Tras una semana de trabajos, llegar a esta conclusión nos tranquiliza, y sólo pensar que el mundo está en nuestras manos nos convierte en niños con zapatos nuevos, la mar de contentos. Menos hablar pues y manos a la obra, que callada e insistentemente es cuando da sus mejores frutos. Tras la II Guerra Mundial, la ONU, se encargó de que no hubiese más guerras en el mundo. Quizá no tuviera un informe semejante que le enseñara el camino para lograrlo. Al menos, ahora, ya lo tiene, y con proyección internacional: “Informe de Valencia” se llama, lo que nos llena de orgullo y no hará más conocidos, si cabe, en todo el mundo.

Por meritos propios y por su pertinaz empeño en persistir por una España diferente, tan manipulada en los libros de texto, metamos a Zapatero dentro de nuestro Perol, que aunque él no es el culpable de tan demencial patraña, más que deshacerla se ha dedicado a alimentarla.

15 noviembre, 2007

ESPARDEÑÁS Y PEROL TRENCAT - LXXXIII

Valencia se ha convertido en estos días en la cumbre del medio ambiente cuya cima más alta se ha bautizado como el IPCC: Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático. Ocuparse y preocuparse es muy bueno para la salud y el movimiento que siempre se demostró andando, ahora se resuelve en jornadas maratonianas en las que cada uno expone su tesis, en esta ocasión de ejecución inmediata y con sus resultados a muy largo plazo.

A las interesantes aportaciones de los de corbata y cartera repleta de informes -algunos de ellos contrastados, otros llenos de dudas- reunidos dentro del cómodo y caliente salón de congresos y convenciones, donde se presentan como panacea universal a los abusos que cometemos -siempre individuales- se enfrentan a ellos desde su frío salón de la calle los de a pecho abierto, pletóricos de dogmas y convencidos de su razón, con la preeminencia añadida por ambas partes, que dentro de cien años a nadie de los presentes les podremos quitar o dar la razón. Ni a los unos ni a los otros, por lo que ambos juegan con ventaja.

Los del pecho abierto y sin corbata, pertenecen a una cincuentena de organizaciones ecologistas que nos convocan al apagón eléctrico, y tratan de convencernos de la necesidad de quitar la luz a nuestras vidas al menos durante cinco minutos, tanto en las viviendas que ocupamos como en los centros y equipamientos públicos. Perdemos tantas veces el tiempo en cualquier cosa, que ahora tendremos cinco minutos más para hacerlo.

El siglo de las Luces, que tanto hiciera por avanzar al mundo, ahora, en cambio, y por culpa del climático, nos dicen que en la oscuridad está la razón: el centro de nuestro discernimiento. Quienes no hacen caso a los alarmistas de lo que pueda suceder, son los realistas, sabedores de unas amenazas dicen ya sucedidas hace muchos siglos, incluso milenios, estando más preocupados por las actuales causas de mortandad que asolan nuestro planeta, como son el hambre, el terrorismo y las guerras: más de cincuenta millones de personas al año mueren en la actualidad en el mundo, algo así como ciento cincuenta mil al día, mientras que por culpa del cambio climático no se conoce ningún caso. Habrá pues que fijar la cuestión de prioridades, cada vez más necesarias, aunque temo que lo básico, sea no ponerse de acuerdo.

Esperemos, no obstante, que terminados los trabajos por los expertos del IPCC y firmados sus acuerdos, sea cuestión de cumplirlos, y sólo el tiempo nos hablará de su eficacia. Mientras tanto, unos y otros, los de corbata y los de sin ella, seguirán enfrentados buscando en qué no parecerse, y a quienes echar las culpas.


¿Por qué no te callas? Algo tenía que decirle Juan Carlos primero a Hugo Chávez el último, el del insulto permanente, que más bien resulta ser siempre el penúltimo improperio a flor de sus labios. Lo que no sé, es lo que hacía un mamarracho como ese en un lugar como aquel, como no fuera alcanzar el protagonismo que necesita para seguir denostando a su propio pueblo venezolano. Son muchos los que le califican de mandatario populista: propio, originario y perteneciente al pueblo. Más parece un espantapájaros propio del campo, al que sin embargo no protege; ama tanto a su pueblo, que de tanto quererlo, de él quiere hacerse dueño para siempre.

Chad, Marruecos y ahora toca Venezuela. Y es que desatinos, ni una. Fue el propio Ministro de Asuntos Exteriores, el ínclito Moratinos, mintiendo una vez más como es costumbre en ellos, el culpable que avisó a Chavez del falso apoyo golpista en Venezuela por parte del Partido Popular, y…de aquellos barros estos lodos; aprovechados ahora por semejante payaso para involucrar a la Corona española. Al clamor por el desastre de la política exterior de Zapatero, se une la división existente en la calles de España en la legislatura más nefasta desde los tiempos de la transición, fruto de un talante, que como los cangrejos, nos sigue llevando hacia atrás si el pueblo y las urnas no lo remedia.

Y… “de paso cañaso”. La legendaria moral del Alcoyano corresponde al pasado, y el dicho queda colgado en el marco de la nostalgia, oculto por la costra polvorienta del tiempo sobre un cristal mate que la cuida con mimo. En cambio, la moral interesada y embustera del FC Barcelona en acciones impropias de su sexo, quizá por la libertad sexual tan actual, aparca una vez más el deporte en una de sus alforjas, y abre la otra, la de la política. Aprovechando el partido de Copa en la ciudad valenciana de Alcoy, monta un cirio en torno a la figura de Ovidi Monllor. Y es que las mentiras en torno al fútbol no sólo se ciñen a la ayuda arbitral o de la anfetamina, sino también en la actitud política de Laporta, que nada tiene que ver con la sana y deportiva del Alcoyano. Estos, al menos, aspiran a ganar partidos con la moral como bandera, mientras que el Presidente catalán aspira a ganar la suya particular, la de los países catalanes, drogando a su afición o con el “de paso cañaso”.

No solo es el calor ambiental el que sube y del que convendría recordar aquello de que lo que sube baja, frase nunca cuestionada y confiamos sea de aplicación. Lo más difícil que bajen serán la cesta de la compra y las bravatas de Chávez, por lo que habrá que meterlas en nuestro Perol y estar atentos. La primera, para fijarla todo lo que se pueda, y la segunda para insistirle el ¿por qué no te callas?, o en caso contrario, darle fuerte al Perol.

08 noviembre, 2007

ESPARDEÑAS Y PEROL TRENCAT – LXXXII
De siempre, cuando encendemos un cigarrillo y nos lo llevamos a nuestros labios, al último que nos dirigimos es a nuestro propio cuerpo, del que pasamos sin pedirle permiso, como si poco o nada nos importe, ignorándole, dejándolo indefenso. De jóvenes, ni siquiera se lo pedíamos a nuestros padres, a los que sin embargo tratábamos de Vd. Y cuando necesitábamos dinero para proveernos del cigarrillo presumiendo de hombrecitos, sólo nos atrevíamos con nuestros abuelos a los que engañábamos sin pedirles permiso para que nos dejaran fumar.

Queremos pues vivir en un mundo libre donde nadie nos impida nuestro buen gusto por las cosas, aunque a veces sepan mal y nos causen tos, momento que aprovecharemos para echar la culpa a otro, en este caso al Gobierno. Al que acaban de demandar dos abogados valencianos por no incluir la fecha de caducidad en el paquete de tabaco de producción nacional. Igual no tenían nada que hacer y echaron unos pitillos para comprobarlo. Temen, que una vez pasada la fecha de seguridad, cualquier cigarrillo en mal estado pueda producirnos algún cólico, o un sarpullido en los labios, o váyase a saber qué. Lo que ya no es importante y por lo visto intrascendente, es que en el paquete nos adviertan de su mortalidad y de ser el causante de otra amenaza que de seguro nos llevará al mismo sitio, porque llegado el caso, ya no tiene solución y echar la culpa al Gobierno será un imposible.

Aldous Huxley nos hablaba de un mundo feliz en el que todo era una mentira. Crítica mordaz que en nuestros días no es ninguna novedad. La historia, que siempre nos habla del pasado y nos cuenta lo mal que lo pasaron los encargados de hacerla, es en nuestros días como una película que no nos gusta; y para hacérnosla grata nos montamos la propia. Huxley, sabía de eso, y hoy, escribiría lo mismo, aunque quizá cambiando el título: “un mundo de mentiras” sería tal vez el elegido, el más comercial, y tan de actualidad. Quien también sabe de eso es Zapatero, utilizando la mentira a la perfección y sacándole el mejor de sus frutos: sólo necesitó el momento justo para hacerlo, el que por cierto él no esperaba. Desconocida la fecha de su ejecución, no tenía por qué saberlo.

Cuando dos se calientan es imposible que se pongan de acuerdo. Cada uno nos dice una cosa, normalmente contradictorias. Hemos oído del peligro que acecha nuestras costas por la elevación del nivel del mar debido al cambio climático. En cambio, un tal Canziani y desde la ONU, nos alerta de la disminución del tamaño del Mediterráneo, y la razón es el misma. Así pues, ya no sabemos a quien hacer caso: a quienes nos están diciendo que moriremos ahogados, o a quien nos avisa que al ser las playas más profundas tendremos más sitio para la tumbona en las horas del baño. Sería bueno que ambos se pudieran de acuerdo y mucho mejor aún que fijaran fecha de caducidad, en este caso de alarma, no sea aparezca algún picapleitos y demande al Gobierno.

Juan Lerma, a lo abuelo Cebolleta y ahora gestor del desaguisado socialista, se ha iniciado en los viejos cuentos de hazañas imperiales contándonos historias ridículas que ni él mismo se cree. De su Valencia, semáforo de Europa, cuya visita turística era de un par de horas a la actual, existen un trecho tan grande como lo es su cara dura. De canoso pelo y muy bien cuidado, gracias a sus largas horas libres en el Senado donde mangonea sin dar golpe en su faceta de un agradecido Angel Siseñor, contento con su buen sueldo y mejores dietas, en su barba igualmente blanca y retorcida se esconden las antenas de sus mentiras. Mejor sería que recordara aquellos años de Gobierno Socialista dedicados a un Plan Hidrológico Nacional que contemplaba el trasvase del Ebro y que no hicieron porque los dineros los “dedicaban” a otra cosa. Y fue él, quien junto a Cipriano Ciscar se dedicaron ambos a catalizarnos, lo que le llevó a la oposición, cansados los valencianos de tanta jeta, cuando aún no le era albina pero con el vigor necesario para medrar en una carrera política, su único oficio de toda la vida en beneficio propio y muy pocas veces de los demás.

El Partido Socialista valenciano, que por lo visto no escarmienta, ahora se dedica a montar sainetes; pero en lugar de hacerlos en el teatro de barrio, ahora lo hace en la calle. Ajenos al protocolo – reglamento que no ignoran- tres diputados valencianos se han presentado ante el mismo “Palau de les Arts” para comprobar los daños producidos por las lluvias de Octubre, a sabiendas, claro está, de que no les iban a dejar entrar. Conscientes de ello, y con el fin de hacer ruido y llamar la atención, se llevaron a cuestas un grupo de fotógrafos y periodistas, más algún que otro acompañante embaucador como hacen los vulgares trileros en las aceras de la calle de Játiva timando a la gente. Qué pena que tengan que recurrir a estas artes, quienes tienen la obligación de hacerlo desde sus escaños, en esta ocasión desprestigiados por una actitud zafia, mentecata y circense de quienes por desgracia les pertenecen.

Hay quienes trabajando muchas horas y con pocas de descanso se ganan el sueldo día a día con el sudor de su frente y su jornal suele ser el del salario base; sin embargo, otros, lo pierden muy de tarde en tarde y su cuantía es enorme. Los desatinos de Moratinos y las torpezas de Zapatero nos han hecho hacer un ridículo muy grande ante países que sin embargo son pequeños. Las relaciones cordiales con Marruecos atravesaban un gran momento, nos decía el Presidente superados los problemas con Perejil. ¡Pues, menos mal! Lo del Chad, ya es de nota. Y uno se pregunta, de lo que presumiría el ZP si liberase a un francés preso en un país extranjero. ¡Nos hemos ganado el sueldo Moratinos!, le diría saliendo en la “uno”, en horas de gran audiencia.

Considerar por parte de "desatinos" que es normal que Marruecos defienda “lo suyo”, o que, los Reyes de España hayan ido a Marruecos, como se le ha escapado al Pepiño, es motivo más que suficiente para meterlos juntos en nuestro Perol y darles fuerte; sobre todo por palurdos.

01 noviembre, 2007

ESPARDEÑÁS Y PEROL TRENCAT – LXXXI

Es oronda, envanecida y se recrea en sus propias prendas, despreciando las ajenas, como si de ramplonas o vulgares se tratasen. La soberbia, que tiene nombre de mujer, es no obstante unisex, pero sin embargo, el mejor ejemplo de su existencia lo tenemos en el grasiento y granulado rostro de una ínclita mujer: esa que dice llamarse Cristina Narbona, a la sazón Ministra del Gobierno Zapatero en su puesto del Medio Ambiente. El que para ella más parece del ambiente propio, en donde se desenvuelve altiva e insaciable y en cuya ínfula se considera centro de atención. Engreída por la contemplación de sus propias prendas y con menosprecio de los demás, tal y como dice la RALE. En su soberbia, la inefable Ministra ha afirmado que el trasvase del Ebro “¡no se hará!”. Lo que está bien claro, al menos, es que no será ella quien lo haga, al menos por el momento.

Dios, dijo que haría el mundo en siete días, pero al menos hablaba por Él, y le sobró uno. Cumplió con su palabra. Pero la diosa pagana nos habla, ¡de qué no se va a hacer! como dueña de los deseos y acciones que otros intenten a los que seguramente pretende atar sus pies. Y quizá sea, porque en su soberbia infame, no entiende que sólo hay una forma de practicar la solidaridad: la de dar al menos lo que te sobra. Práctica, que por supuesto no ejerce en las cuestiones propias de su cargo, más atenta siempre a los negocios de pasillo.

Y tan soberbias como interesadas son las razones que la desleal dama aduce pactadas con los trileros: aquellas que el que más tribute, sea el que más reciba; esas tan a gusto del nacionalismo ramplón dispuestas a ser utilizadas como moneda de cambio. Sin entender la dama, dueña de su soberbia, que es al contrario, qué aquel que aporte menos –dado sus escasos medios- debe de ser el que más reciba, porque es el que siempre más necesitado estará, a costa, claro es, de los que más tienen, principio básico de la más elemental solidaridad. A la que la soberbia, los nacionalismos y la Narbona no terminan de asociarse, y no porque no se entiendan, porque… ¡vaya si se entienden!

Como también es cuestión de soberbia el caso de la patada a la cara de una joven ecuatoriana, dada por un rufián, que amparándose en la soledad que le brinda el vagón de un metro y dueño de su perversidad, se cree en la potestad de dar golpes, amo y señor de su razón.

Algo así, como la proclama altanera y arrogante de la Ministra aludida, que cada vez que visita Valencia, o incluso desde muy lejos a veces, nos da patadas a diestro y siniestro sin el menor decoro, con la fuerza de su verdad, que no es la que coincide con el interés de todos los valencianos.

Soberbia, como aquella cólera que corrió como la pólvora por los pueblos de España en una persecución religiosa contra quienes eran ajenos a cualquier ideología política, sólo dueños de su fe. Y fue por ella precisamente, por la fe que practicaban, por lo que sus asesinos les obligaron a blasfemar sin conseguirlo, por lo que fueron torturados y ajusticiados por los esclavos de su propia soberbia que, coléricos, practicaron la crueldad en los cuerpos indefensos de los más débiles, de cuyas voces salía el perdón hacía sus propios verdugos. Mártires de la barbarie, que nada tenían que ver con el tiro en la nuca que dos ideologías enfrentadas practicaron en aquellos años republicanos previos a una guerra civil: la que después sería la mejor cancha para el martirologio, a semejanza de la persecución contra los cristianos en los antiguos circos romanos. Y esto, parecer ser, que algunos no lo quieren entender, ni les interesa, ciegos por su soberbia.

La soberbia, que como el humo que ciega los ojos, nos impide ver las cosas claras; y no son cortinas de humo precisamente las que cuelgan en las paredes internas de Izquierda Unida. Las paredes oyen, decía Juan Ruiz de Alarcón, pero no hablan, por lo que están todas mudas, y esa debe de ser la razón de que sean algo más que sutiles cortinas las que desunen a quienes aspiran al liderazgo dentro del partido comunista, organización camuflada en una nomenclatura cada vez más dividida que, ella misma, se declara unida. Llamazares y Gloria Marcos, más callados que otra cosa y mirándose de reojo, permanecen expectantes ante la presentación del primero en su candidatura como cabeza de lista para las próximas elecciones; a diferencia del PSOE y PP que ya tienen su candidato, a falta de algunos flecos: los propios de cualquier presentación publicitaria.

La actualidad nacional está en el fallo del 11-M por la Audiencia Nacional, uno de los juicios más rápidos que se recuerda en el mundo occidental tras un acto terrorista, por lo que debemos congratularnos todos. Atentado, que desde el mismo instante de su ejecución -incluso antes de la detención de sus autores por el Gobierno que informó en tiempo real y cumplidamente de la autoría del atentado, sin descartar otras, como era su obligación- fue hábilmente utilizado políticamente para sacarle buena renta electoral en un caso insólito de manipulación y de mentiras. El que terminó más tarde dividiendo a los españoles en dos bandos enfrentados como si hubiera dos terrorismos diferentes, lo que nos debe causar un fuerte sonrojo a todos. Mentir diciendo que son otros los que mienten, para ocultar una mentira que convertida en verdad manipule a las masas, es un ejercicio para el que se necesita ser de un talante muy especial, como hemos visto y comprobado en la actual legislatura de Zapatero.

Al Perol con los soberbios, ufanos de sus mentiras y de su verdad absoluta. Envanecidos en el dogmatismo de los políticamente correcto, mantengámoslos bien alto arriba de la cucaña hasta que caigan por su propio peso, el fardo de su ignorancia.

25 octubre, 2007

ESPARDEÑÁS Y PEROL TRENCAT - LXXX

Aquello de que por el mar corren las liebres y por los montes las sardinas correspondía al himno obligado en cualquier viaje escolar a bordo de un autocar de avance soñoliento, cuando por su morro desvencijado empezaba a exhalar el vapor de su agotamiento, tirando cuesta arriba hacía a la sierra y perdiendo algún que otro bulto de su baca. Se animaba entonces la excursión cantando con la voz de una muchachada incómodamente sentada por los asientos traseros de un vehículo ya para pocos trotes. Solucionado el conflicto, venía el contrapunto, arengando al conductor que acelerara si quería ser conductor de primera, o si de segunda, que tuviera cuidado con las curvas.

Sin embargo, todo esto corresponde a un pasado desconocido por muchos, especialmente por una parte de la juventud. Esa que en la actualidad está aborregada e inmersa en otros lances donde la cuesta arriba no existe, pero sí las carreras rápidas después de haber quemado un moderno autobús o los contenedores del barrio, o unas banderas, o unas fotos, practicando el vandalismo más radical al que han sido adoctrinados.

Y nada mejor que para este fin, que el recurso a las liebres y a las sardinas, pero en clave nacionalista, ésta que inventa historias inexistentes o que manipulan sus claves, que pese a estar perfectamente documentadas las tergiversan sin ningún tipo de pudor, provocando el enfrentamiento nacional que tanto desean.

Decía hace muy pocos años de forma clara, rotunda y contundente Francisco Vázquez, el ex Alcalde socialista de La Coruña, que con la enseñanza que se estaba dando a los jóvenes en los colegios de Cataluña, País Vasco y…”hasta en Galicia” –así manifestó su hincapié- “que en menos de veinte años habría una nueva guerra civil en España”. Al poco tiempo, Zapatero, lo mandó al Vaticano como embajador español ante la Santa Sede. Esperemos y deseamos que esto no ocurra, pero lo cierto es que hay quienes la buscan tal es el serrín que almacenan sus mentes.

Y algo, o mucho de razón tenía el Sr. Vázquez a la vista de los acontecimientos que estamos viendo y escuchando en parte de una juventud educada en lo políticamente correcto, cuyo esbozo se debe a un conjunto de especimenes, que si por algo destacan es por su más perversa inmoralidad. Y lo hacen desde una ideología decimonónica ahora modernizada con aires devastadores, destructores de la solidaridad, de la mano de estos políticos nefastos, autores del diseño, cuyas consecuencias pagaremos todos.

José Luís Carod-Rovira -que de verdad, no tiene ni su nombre- ha arremetido contra una pobre mujer desde la fuerza de su soberbia. Él, que dice Terol cuantas veces le viene en gana, o Conca, o País Valenciano -nombres inexistentes carentes de oficialidad- ataca despiadadamente a quien no tuvo ninguna intención de molestarle, mostrando su auténtica cara, la más vil y despiadada, en el mayor ataque frontal que pueda hacerse al seny catalán para vergüenza y escarnio del mismo pueblo, con seguridad abochornado por semejante mamarracho.

Es la época de las liebres y de las sardinas y…del talante, como también la del maquillaje, ambos tan unidos. Ajuste de cuentas, hecho de forma rápida y contundente en la sede de Blanquerías, allí donde se pregunta quién ha sido el autor de la masacre. La que ha culminado con el desembarco junto a las Torres de Serranos de las naves de Moncloa, con su Vicepresidenta al frente, en una maniobra dirigida con hábil maestría, nada nuevo por cierto, en esta legislatura. Naves, que como otras de éste mismo periodo, terminarán quemándose sumando una estela de cadáveres políticos, afición tan del agrado de Zapatero tantas veces puesta de manifiesto.

A la cultura de la mentira, se une la del botellón, cada vez más en boga. Según el Ministerio de Sanidad la mayoría de los jóvenes afiliados al calimocho son menores de edad, a los que por ley se le prohíbe venderles alcohol. Demasiado castigo – el de la mentira y el del botellón- para una juventud indefensa y engañada a la que se conviene utilizar cuando se desea cambiar el concepto de España. Mientras tanto, desde la Consellería de Educación se trabaja buscando la formula que recupere la autoridad del profesorado, y que una vez conseguida si ello es posible, redundará en beneficio de los alumnos, desnortados y victimas por las nefastas leyes educacionales de los últimos treinta años.

A bombo y platillo la Vicepresidenta Teresa Fernández de la Vega, se ha autoproclamado cabeza de lista por la provincia de Valencia en las próximas elecciones generales, por lo que ha iniciado un curso acelerado para ponerse al día en las cuestiones básicas que nos atañen (procurando evitar constantes meteduras de pata como las que hiciera Juan Ignacio Pla en su día), así como conseguir que nos olvidemos de sus constantes agravios contra nuestra Comunidad desde que accedió a su cargo. Vicepresidencia que consiguió, gracias a sus “meritos logrados” como Diputada por las provincias de Jaén, Segovia y Madrid, que como abeja de flor en flor libaba en busca de sustento. Al mismo tiempo, se ha iniciado un lavado de cara a Juan Ignacio Pla encaminado a buscarle alojamiento; y todo hace suponer que será el Senado Español; una vez, eso sí, conseguido el halo necesario para un sillón al que ya estaba predestinado.

Los dos partidos mayoritarios han roto sus negociaciones en torno al funcionamiento del Consejo General del Poder Judicial. Alcanzar acuerdos con el radical Ministro de Justicia Bermejo, más empeñado en nombrar a dedo a los jueces y altos puestos del entramado judicial que por el esfuerzo de unas oposiciones, es difícil, y más si cabe, cuando quizá por antiguas, la ideas de Monstequieu fenecen dando paso a las del talante, como emblema de la modernidad.

Al Perol pues con las liebres y las sardinas nacionalistas. Al menos, nos servirán para comer una buena “Espardeñá” escalfando un huevo encima regándola con un buen vino valenciano. El que nada tiene que ver con el cava que brindó Juan Ignacio Pla en el Delltebre, cuando el Presidente y la Vicepresidenta nos negaron el agua que por allí se pierde mar adentro.

18 octubre, 2007

ESPARDEÑÁS Y PEROL TRENCAT - LXXIX

Abril, es el de las aguas mil, pero Octubre nos recuerda que es el de la “gota fría”, y aquí lo tenemos, fiel a su cita, imposible el ignorarnos y recordándonos una vez más que no se pueden poner puertas al campo, en este caso ramblas, por desgracia cada vez más utilizadas, pero casi nunca para limpiarlas. Precisamente ahora, cuando se están celebrando exposiciones en toda nuestra ciudad en recuerdo de la “Riua”, aquella la del cincuenta y siete, la riada por antonomasia.

Dicen los expertos que cuando se forma una masa inmensa de nubes sobre el mar y se dirige a gran velocidad hacia el interior chocando contra las montañas, se produce un fenómeno insostenible autor de fuertes precipitaciones que inundan y desbordan los cauces y nos causan la desolación. En aquella ocasión las aguas cayeron impetuosas por las sierras turolenses, allí donde nace el Turia, y junto a las que bajaban por barrancos paralelos, desbocaron en nuestra ciudad. Mientras que la “gota fría” de este año ha caído sobre La Marina, destrozando casas y puentes. Que tengamos tanta agua en otoño y estemos secos durante todo el resto del año, más parece una broma pesada de la naturaleza convertida un año tras otro en una batalla contra el agua imposible de vencer. Agua, que luego, calladita, se diluye por el mar con cara de no haber roto nunca un plato, como si nada hubiese pasado, reposando complaciente.

Dicen también los expertos, que la solución para la ciudad de Valencia está en construir un pantano en Villamarchante que regule el paso de las aguas, pero su ejecución se pospone. Para los políticos, confiados en que “la riua” no se repita y que en su caso, sea el nuevo cauce el que aguante todo el chaparrón, es un reto al destino sin la adecuada red de protección, porque llegado el momento se intuye la cantidad de agua que pueda caer, pero nunca la que queda por hacerlo, pues no sabemos la situación de las compuertas del cielo, ni su anchura, ni el agua que allí se almacena, aunque sospechamos que es mucha. Con lo cual, siempre estaremos a merced de la “gota fría” dispuesta a sus bromas, que no sólo son pesadas, sino que además arrastran, como auténticos torpedos, todo lo que encuentran a su paso apuntando hacía nosotros.

La gota fría, cual espada de Damocles pende sobre nuestras cabezas sujeta a sus caprichos, los de la naturaleza, como la próxima edición de la Copa del América a merced de las desavenencias entre Alinghi y Oracle por un quítame allá esas pajas, que nada tiene que ver con las cañas que se han adueñado del cauce del Girona a su paso por Beniarbeig, localidad que ha quedado partida en dos mitades, una vez destrozado el puente que las une.

Sin embargo, la gota fría que desune los pueblos rompiendo puentes, consigue luego que todos juntos luchemos contra la adversidad en acciones solidarias y fraternas respetándonos unos a otros, aunque sólo sea en unos días. Nada que ver con lo sucedido en la farsa de Franfurt, donde se ha tenido la desvergüenza de asociar con la Lengua Catalana, nada más y nada menos, que a las fallas valencianas, a nuestra paella, a las fiestas de Moros y Cristianos, apoderándose también de Joseph Renau por si no era suficiente el latrocinio cultural.

Inasequibles al desaliento, desde hace ya casi cuarenta años, no cesan por sus “países catalanes”, utilizando a la cultura como el más vulgar de sus desechos; aprovechándose, además, de la memez de algunos de sus “adelantados” como los son los alcaldes de Morella, Gandia y Sueca, vulgares iluminados que actúan en contra de la inmensa mayoría que ellos representan y “dicen” defender. ¡Cuánta ignominia, cuánta mentira y cuánta burrera! la de estos mercaderes respaldados por la espada de Damocles, que cual gota fría, utiliza como batuta la Academia Valenciana de la Lengua -como siempre más dedicada a las cosas del comercio que a defender la Lengua Valenciana- y ejecuta su desafortunada asistencia al falsario evento. ¡Habrá que preguntarles, qué han ido a defender en Franfurt!

La Ministra Narbona, una vez más, cicatera y con una gran dosis de pus pestilente en su boca, arremete contra los empresarios de la construcción como culpables de la riada de La Marina. Estos, han salido al paso declarándola persona no grata por su afán de politizar el desastre, cuando en este caso las aguas no han sido frenadas por ninguna urbanización, sino por la suciedad acumulada en el cauce del río.

Se debate en la Cortes la Ley de la Memoria Histórica, más bien, seamos claros, de la “mentira histérica”. El principal argumento lo basan en que durante la Republica, España era un paraíso: hasta que un día unos golpistas terminaron con aquel mundo feliz a cuyos perjudicados hay que desagraviar como si jamás hubiesen roto un plato. ¡Lo que hay que oír! La ley de la Mentira Histérica se viste de desfachatez y Zapatero divide cada vez más a España rompiendo una reconciliación zanjada, e induciendo al rencor, sobre todo en aquellos que quieren cambiar la historia como si de un calcetín se tratase, esta vez con remiendos.

Al Perol en esta ocasión a Ignacio Pla, “ese” que tantas veces denunció sobrecargas en los presupuestos de obras, dejando caer al mismo tiempo ciertos desvíos monetarios hacia los amiguetes. Tendrá que explicar ahora, dimisiones aparte, cómo una licencia de obras en su domicilio particular de Patraix que prevé sólo 3.800 euros, ha superado la cifra de los 100.000 y que además no ha pagado. ¿Habrá que creer en las mentiras de Pla, su habitual manera de entender la política, marca de la casa?

11 octubre, 2007

ESPARDEÑÁS Y PEROL TRENCAT – LXXVIII

Llega el otoño y las pasarelas ofrecerán sus senderos luminosos por los que desfilará el mundo de la moda, gracias al paso sinuoso de unas piernas esbeltas llenas de garbo y glamour, con aires de garabato. Nos mostrarán el último retazo ideado por un modisto, en ocasiones genial, que, siempre rodeado de guapas invita la moda a seguir. Y aunque el consejo no está al alcance de todos, siempre habrá unos pocos que cojan el guante con la intención de lucirse en cualquier acto social o de especial relevancia. Son modas efímeras, de temporada, de quita y pon, convertidas pronto en antiguallas que, ya por vistas, pasarán pronto a formar el llamado “fondo de armario” donde, como murales valiosos, quedarán colgados cual rico y variopinto museo.

Muchas modas pasan pronto y desaparecen, pero otras más insidiosas permanecen y resisten la huida. Salen de las galerías, se ofrecen a todos; y es cuando llega el momento en el que ya no podemos prescindir de ellas utilizando su “prestigio” para cualquier eventualidad, siempre, claro está, que sean sostenibles. Es la moda y son los tiempos: qué sea sostenible.

Los impuestos, las hipotecas, el desarrollo, la industrialización, los endeudamientos, la sanidad, las grandes superficies, los consensos y hasta la arquitectura: todos ellos tienen que ser sostenibles, hasta el dolor: el de las hipotecas especialmente. Ya no hay gaitas ni entretelas, la moda se impone y por la pasarela de la intelectualidad cualquier cosa que desfile será “sostenible”, porque en caso contrario su irrelevancia será total. Y como refrendo de la moda, la Ministra de la Vivienda, la Sra. Chacón, nos dice que España afronta bien la situación de las hipotecas, dando de esta forma una mayor veracidad al aserto.

También es sostenible que Pernando Barrena, el portavoz de Batasuna, para mayor escarnio aún libre en la calle, coja el micrófono ante cualquier telediario y como soflama incendiaria, nos hable de “una declaración de guerra en toda regla”. Quizá es lo que quisiera él, cuya voz no tiembla y su arrogancia insostenible tampoco.

También y quizá porque está de moda, el Presidente de la Generalitat catalana miente -¡mentira histérica, tal vez!- y echa la culpa a la también Generalitat, en este caso la Valenciana, de que no se vea la TV3 en nuestra Comunidad, cuando ni por Ley ni por disponibilidad hertziana es posible su transmisión. Lo será sólo cuando el Ministerio competente lo autorice. Los repetidores ilegales que pululan por la Comunidad Valenciana lanzan desde hace muchos años la señal fraudulenta de TV3 en una situación por lo visto tan sostenible como también incomprensible; pero en este caso, como en otros muchos, se impone el todo vale y el morro de Montilla, el Muy Honorable, también, al haber sido la Generalitat Catalana quien ha financiado millonariamente los repetidores ilegales por toda nuestra Comunidad, no sólo con nocturnidad, sino también con alevosía.

Y pese a tanto acto infame agrandado por los medios de comunicación, lo que nos va a resultar sostenible gracias a la inmensa cordura del pueblo español cuya grata convivencia es motivo de orgullo para todos -menos para cuatro mastuerzos empeñados en quemar nuestra historia en lugar de aprenderla, esclavos como son de su ignorancia y con el mono de la violencia- es saber que las modas pasan y el barro desaparece; lo que nos hace confiar en nuestra soberanía nacional cada vez más fuerte, como lo demuestra impertérrita soportando a tanto lerdo. Y las encuestas así lo aseguran, pues marginan sin ningún tipo de duda a los que por decimonónicos nos hacen confiar en un futuro sostenible, alejado de ellos, predestinados como están a quedarse fuera de juego como vulgares moscas que siguen alimentándose de su propio cieno: su habitual banquete de siempre cuyo sabor tanto les agrada.

Nada que ver con aquel barro y tarquín que asoló a Valencia -ahora se cumplen cincuenta años de aquello- dejados por una trágica riada que se transformó en otra riada más fuerte: la de la hermandad. Los testimonios de aquellos días los tenemos en las múltiples exposiciones que podemos contemplar estos días en las que se certifica la solidaridad como la mejor de sus pinceladas, así como, la dificultades que Valencia supo vencer gracias a la ayuda de todo el pueblo español tantas veces reconocida, muy especialmente,

En la ciudad alemana de Francfort se ha inaugurado la Feria de Libro y en esta ocasión se ha va a rendir homenaje a la Lengua Catalana. Cuando la política y la cultura se cruzan prevaleciendo la primera en perjuicio de la segunda con el objetivo de un proyecto político claro y concreto, la cultura deja de serlo y se convierte en también en fango. Pero éste alimento de ratas depredadores de lo que les es ajeno y que en sus vomiteras enfermas sólo pretenden inocular el veneno que llevan dentro. Es cuando organizan un match manipulado en el que el resultado está claro y la victoria a los puntos siempre se la adjudica uno mismo, lo que convierte a la pantomima en el más vulgar de los panfletos. Los escritores catalanes en lengua castellana, pese a estar invitados al evento, han negado su asistencia lo que manifiesta de forma clara su “poca afición al boxeo”. Ningunear un Siglo de Oro de la Lengua Valenciana y cambiar la camiseta a los literatos valencianos para presumir de lo que no se tiene, es un flaco favor a la cultura utilizado por los de siempre, los que se aprovechan de cualquier ocasión para esgrimir sus escaparate de mentiras, más propio de personas acomplejadas, necesitadas de una talla personal que no tienen y encerradas en la más simplona de sus vanidades.

Al Perol en esta ocasión a tanto mercachifles abanderados de la mentira, voceadores incendiarios que ni saben lo que se dicen, despreciativos de una España constitucional que, haciendo caso a estos especimenes, Zapatero se empeña en cambiar.

04 octubre, 2007

ESPARDEÑÁS Y PEROL TRENCAT – LXXVII

¿Qué sería de nosotros ausentes del motor que nos sirve de impulso, ya caminando hacía adelante, ya hacía atrás, y que al mismo tiempo nos posibilita el zigzag necesario para confundir a nuestro oponente o tratar de ayudarle cuando nos pide auxilio en cualquier momento del día?

Como troncos, seriamos como troncos, anclados al suelo viendo pasar el tiempo, haciéndonos cada vez más gordos, estirando nuestros brazos al cielo, fijándonos a la tierra inútiles como un mojón y deteriorándonos con los años. Necesitamos pues, de ese motor perfecto, esbelto, patizambo a veces, cuyo par de cilindros coincidentes en un punto fijo del que nacen, es también lugar de residencia del más fiel atributo de nuestra personalidad. Ese que se acredita, igual se trate de varón o hembra, por su fuerte temperamento, por su desprendida constancia y por su capacidad de resolución; el que es vulgarmente conocido y mejor entendida si es así como se matiza: el de un par de redaños.

De esos que empleó Isabel la Católica, que por el tiempo en que vivió y por lo que tuvo que luchar para conseguir la corona, convencida de su derecho, nadie puede dudar de que no los tuviera; o los que no usó Fernando VII que por lo fácil que se lo pusieron, nunca tuvo la necesidad de utilizarlos.

Redaños, que materializados o no, en colgajos, o presentidos en nuestra creencia, forman una parte de nuestro cuerpo sin duda en el lugar más querido. Sin embargo, y pese a su vital importancia, algunos los abandonan con frecuencia (o nunca supieron de ellos) y utilizan entonces para otros fines el lugar donde nace la bisectriz, para cometidos más infames, empleándolo como vulgar escombrera donde arrojar sus obligaciones. O sea, en la más desleal de las acciones: la de pasárselas por la entrepierna.

A Rodríguez Zapatero, el gran maestro en pasarse por el arco del triunfo la España Constitucional mediante concesiones nacionalistas a quienes siempre les parecerá poca su cuantía –consintió bautizar como nación lo que por definición no le corresponde, en contra de la mayoría del pueblo español cuya soberanía desprecio sin darle opción a expresarse - se le une una vez más Ibarretxe, que de frente ancha sobre cejas de diablo y mata de pelo como de fregona rasurada dispuesta a ensuciarnos, baboseando en sus miserias, nos anuncia un “Día D Hora H” perfumado de gasolina, pasándose por la entrepierna todo el ordenamiento jurídico existente en la Unión Europea a lo que asistimos tan callados como estupefactos. De aquel barro estos lodos, propios de unas negociaciones tan pactadas como escondidas, por mucho que no quiera vender la burra Zapatero de que no participó de una hoja de ruta previamente pactada, si no en su forma, sí en el fondo. El de la entrepierna.

Se ha colocado la primera piedra al circuito urbano de Formula Uno, el que discurrirá por la nueva zona ofrecida al mundo, ya sabedor éste de su existencia, gracias a las mil y una portadas en las que hemos sido protagonistas. Corresponde al nuevo emblema de una ciudad que crece a velocidad de vértigo, lejos de otros manifiestos cavernícolas que van tomando cuerpo en otras ciudades, más dispuestas al enfrentamiento salvaje que a enorgullecerse de una convivencia ganada a pulso gracias a un proyecto político puesto como ejemplo por todos, motivo de sana envidia internacional, como nuestra asistencia en F1, que será el fiel testimonio de la presencia española en los circuitos urbanos de alta velocidad.

A la que sumará también, dentro de poco, el concepto de España en la genial obra de nuestros ilustre paisano Joaquín Sorolla, que al igual que otros muchos intelectuales, de ahora y de siempre, jamás dudó de que cualquier ribazo, trozo de nuestras costas -tanto las bravas norteñas como las cálidas mediterráneas- como nuestras ricas tradiciones y sanas costumbres, conformaban todos el mejor retazo para crear un mosaico donde se recreara nuestra vieja España. Ahora cuestionada por los incendiarios de siempre, que como zafios pirómanos, están más deseosos de calcinar nuestra convivencia, al igual que otros lo hacen con nuestros bosques, aprovechando cualquier circunstancia que le sea propicia.

La Audiencia Nacional no considera como delito la pertenencia de todo el material terrorista que los etarras detenidos en un hostal valenciano por los servidores de los Cuerpos y Fuerzas del Seguridad del Estado llevaban consigo. Aduce el alto Tribunal que la Policía Nacional no contaba con la “obligada” orden judicial de registro, por lo que no les aplican pena alguna. El mundo se derrumba a mis pies y la Justicia le da el tiro de gracia. Qué descrédito el de unos jueces más atentos a la defensa del que desea matar y se prepara para ello, que a su obligación de proteger al que va a ser blanco del tiro en la nuca, o a los llamados a convertirse en carne de coche bomba. Ver a unos jueces dispuestos, como así lo han hecho, a poner trabas y zancadillas a quienes persiguiendo a los delincuentes -armados estos como bestias- los cogen “in fraganti” procediendo a su detención, nos dejan atónitos e indefensos y a merced de una banda criminal cuya presencia en la vida nacional no tiene el desprecio que se merece, al menos por unos cuantos pocos, que están, por desgracia, presentes en nuestras instituciones.

Al Perol pues con tanto cretino y que en él mediten. A ver si aprenden que su principal misión es buscar por todos los rincones de las Leyes, de nuestras Leyes que nos protegen, que el terrorista nunca debe salirse con la suya y que una vez detenido, su obligación es la de juzgarle, que para esos son jueces.

27 septiembre, 2007

ESPARDEÑÁS Y PEROL TRENCAT – LXXVI

Los ríos de tinta navegando sobre el papel dan a conocer por la faz de la tierra el saber humano gracias al universal lenguaje de los signos, la mayoría de ellos remotos, bien con el negro sobre blanco escupido por las rotativas en su diario quehacer, bien en las blancas ventanas de un libro encuadernado por cualquier editorial, fuente para nuestro discernimiento de lo que llama nuestra atención. Gracias a ellos y a su lectura, hemos conocido la existencia de la piedra filosofal, la metáfora que nos desplaza de un lado a otro sin saber a donde vamos ni tampoco de donde venimos, porque las dudas que nos plantea la vida son siempre abundantes, jamás de un solo color y con múltiples matices en sus muchas caras cuya confianza cuestionamos. Merced a sus grafías diferentes podemos expresar nuestros verdades que son siempre iguales, mostrando el núcleo gordiano de un roto o un descosido, elucubrando si lo que nos confunde son galgos o son podencos, o expresando nuestro derecho a dar una charla sobre la metamorfosis de la rana ante un amplio auditorio, por su interés expectante, sea a la espera de un concierto de Joaquín Sabina, nuestro rey del pop urbano, sea ansioso del folclore nacional, boquiabiertos al movimiento de ojos de Marujita Diaz, la genial dama que se resiste a dejar de ser joven mostrando su lado mas tenaz.

Y a tal efecto, utilizamos nuestro alfabeto que, nacido del latín vulgar, tiene veintinueve signos diferentes, algunos con letra repetida, como la cantarina ele que se estira en elle, o la elocuente ere, tan sonada, que cuando más rotunda se atraganta convertida en erre y hace vibrar nuestro paladar. O la reivindicativa ñ, la de boina como adorno, que ya va consiguiendo su puesto en el mundo después de una tenaz lucha, gracias sobre todo a la informática, y que pese a su obligada ayuda, aún no hemos vencido del todo. Como también, la que en posición de firmes ante su bandera ahora tan denostada, tiene un puntito encima, la i; tal y como le sucede a la jota, ésta la más graciosa.

Conforman todas ellas nuestro alfabeto particular del que para saber más unos de otros estamos necesitados. O como lo usan los políticos, especialmente, ya sea para enredar al personal, ya sea para hablarnos con claridad, cosa que extrañas veces sucede.

Sin embargo, aquí está la excepción y quien lo ha hecho alto y bien claro es José Bono, quien prepara su vuelta a la arena para las próximas elecciones, ahora se habla encabezando la lista por Toledo. José Bono ha dicho poniendo el punto sobre la i –la que para esta guisa fue concebida- “que no entiende porqué se trasvasa agua desde la cabecera del Tajo –con puntito en la jota también- y no se puede trasvasar agua desde la desembocadura de otros ríos”, en clara alusión al Ebro. Y no con la esperanza que le escuche Zapatero, su jefe de filas, sino porque ser insolidario y tirar el agua al mar cuando otros la necesitan -acción tan impropia en un ser humano como normal en un descerebrado- corresponde más bien a una acción despreciable de sombríos e interesados motivos cada vez más oscuros. Y no porque no se adivinen, que están bien claros, sino por el hedor que desprenden, junto a la desvergüenza que representa para una sociedad culta y avanzada como pretende, pero puesta en entredicho al verla en actitud salvaje por la calles de Gerona, con el beneplácito de la Generalitat Catalana, institución que calla porque simplemente otorga.

El lenguaje de los signos pues, y sus reglas siempre claras, nada tienen que ver con los códigos salvajes utilizados por los que presumen de demócratas, como esos que pretenden imponer su minoría inculta, indocumentada, violenta y aborregada a una mayoría silenciosa que sólo se expresa en las urnas cuando corresponde, respetuosa siempre con un resultado final que todos debemos aceptar, guste o nos disguste.

El niño que ha matado a sus padres en Catarroja dice que no ha sido él, qué el asesino ha sido otro, del que por cierto no descubre su nombre. Acción que no debe sorprendernos, tantas veces utilizada por quienes eluden su responsabilidad aunque sean de higiene claro y desprendido, como lo fue Pilatos, quien se lavó las manos eludiendo toda su obligación dejando la acción de la justicia en manos de la plebe. Acción popular que nos gustaría ver desterrada para siempre, muy lejos de nuestros Telediarios, en los que por desgracia está cada vez más presente.

Tirar la piedra y esconder la mano es una vieja costumbre muy difícil de erradicar, porque es utilizada de forma insistente por personajes zafios e incompetentes. Zaragoza y Valencia, hermanadas no solo por la historia de muchos siglos, sino también por el flujo migratorio de los últimos cien años, con el resultado de una conciencia valenciana afincada en los maños que viven en nuestra tierra de la que ya se consideran hijos, pasan por un mal momento de vecindad, cuyo enfrentamiento, afortunadamente, aún no está presente en las calles de la ciudad. La relación actual y la de siempre entre ambas ciudades, es como la de nuestro vecino del frente, que pasa confiado a nuestra casa pidiéndonos un pan porque se le olvidó comprarlo, o como cuando vamos a la suya en busca de un poco de sal porque nuestro salero quedó vacío, todo en la mejor armonía y adornado de una música celestial. Como siempre ha sido. Sin embargo, quien en la actualidad maneja la nave del Estado con un timón sin mando y a la deriva -dando prebendas sólo a los suyos, o a quienes necesita para sus fines lícitos o ilícitos, váyase a saber, sacados de los bajos fondos por donde tan a gusto navegan convencidos de sus propósitos- se ve obligado a tirar la piedra y esconder la mano procurando ríos revueltos que le den buen resultado.

Ahora, Zapatero, nos sorprende a todos con un: ¡qué bueno verte, George Busch!, saludo faldero y simplón propio de un meapilas como diría José María García. Al Perol una vez más con Zapatero, junto a sus hijos, los radicales, a quienes les ha dado vida en su desafortunada soflama, tantas veces repetida, de que “será lo que ellos quieran”, ninguneando a la inmensa mayoría del pueblo español.

20 septiembre, 2007

ESPARDEÑÁS Y PEROL TRENCAT – LXXV

A la radicalización bananera corresponde la respuesta de una frase tan famosa como simplona aunque bien cierta y tantas veces repetida. Su sonoridad es tan pegadiza como libres sus burbujas, que rápidamente se diluyen ante los ojos expectantes de un efecto inesperado. Corresponde al más simplón de los experimentos, esos que muchos aconsejan hacerlos con gaseosa, según la famosa frase cuya autoría se desconoce aunque sean muchos quienes la atribuyen al ilustre ingenio de un escritor español, como también pudiera haber sido producto del ingenio popular y dicharachero tantas veces brillante.

Y digo bananera, porque cuando se pretende reformar lo que no es necesario, en una decisión tomada por obra y gracia –o desgracia- de una febril noche de insomnio, una vez conocidos sus resultados que a la vista están, el adjetivo, aunque bien explicito, se queda corto. A su significado tercermundista hay que añadirle también el lado nefasto de cualquier radicalización, que si es conveniente cuando la situación lo requiere, no lo es de necesidad cuando el pueblo no la pide, y es entonces cuando encuentran su acomodo, como asnos desbocados, aquellos que están dispuestos a las rociadas de gasolina con la facilidad que les da una tolerancia mal entendida, esa tan de moda en nuestros días.

En la España rica en fiestas y conmemoraciones de todo tipo, las acémilas de siempre aprovechan la ocasión para quemar la bandera y retratos del monarca español, cuyas simbologías, que son de todos, las convierten en antorcha de sus manos salvajes propias de un dogmatismo descerebrado ajeno a cualquier reflexión intelectual.

Y todo, producto de la radicalización bananera auspiciada por quien nos anunció los tiempos de un nuevo talante que nos iba a dejar a todos encantados, cuando ahora, por otra parte, resulta que estamos participando en la Champions League, por supuesto goleando, según nos dice Zapatero en la más absoluta banalidad, mientras tanto, vemos absortos cómo le da a la pelotita, la que Solbes le devuelve sin quemarse, idéntica a esa que le gusta rodar por el mullido césped de nuestros estadios, cuando todos creíamos que lo suyo debía ser gobernar. Campos de fútbol en los que por cierto, ya hay voces que piden la celebración de partidos internacionales, aunque eso sí, desamistosos, como vulgares mamarrachos, dispuestos a dar la nota saltando contentos enfundados en una camiseta light de marca no reconocida.

Los Touroperadores de las pateras siguen haciendo su Septiembre particular al igual que en cualquier otro mes del año. A las ofertas isleñas de las cercanas Canarias y a las costas andaluzas de trabajo fácil, se suman ahora las nuestras, más turísticas que nunca, con la complicidad de los gobiernos que se ven incapaces de evitarlas después de unas negociaciones tantas veces anunciadas como sus promesas incumplidas, de lo que se aprovechan las mafias ofreciendo un viaje con hora fija de salida pero del que se ignora la de llegada. El alojamiento y la media pensión irán por cuenta del cliente, toda vez que no se indica en la oferta, como tampoco el lugar donde pisar las pocas fuerzas que les queden, si es que no se han quedado bajo las aguas impedidos para rellenar cualquier hoja de reclamaciones. Ello motiva la falta del dato de los que se quedan por el camino, lo que nos impide saber la cuantía total del flujo migratorio que suspira por nosotros.

Los asuntos internos del Compromís se retuercen cada vez más y todos sus integrantes tiran en dirección contraria en los estertores de su muerte. Tratan de sacar la mejor tajada, al igual que los que tiran del cobre entubado inutilizando los pozos de riegos, sustento de los huertanos huérfanos no sólo de agua que necesitan, sino también de una seguridad policial, que como el trasvase del agua, ocupan el centro de sus sueños.

En la antesala de las elecciones entramos de lleno en la época de rebajas que terminará en marzo y todos los partidos nos ofrecen el mejor regalo, aunque muchos de ellos jamás llegarán a nuestras manos dejándonos con la boca abierta. Al menos, los más jóvenes, tendrán gratis la salud dental, listos para salir en la foto. No así los pensionistas, que con muchos años pero pocas muelas, deberán mantener su boca prieta sin ocasión para lucirla.

Mariano Fernández Bermejo, el Ministro rockero que lo es de Justicia, y del que se supone debe ser el primero en exigir el cumplimiento de la Ley, acepta, sin embargo, y puede que hasta de buen agrado, que no se cumpla con la obligación de colocar la bandera del Gobierno que él representa en los establecimientos institucionales. El que fuera guitarrista y algo guerrillero, cierra los ojos, y mirando hacía otra parte no cumple con su deber principal de que se mantenga la Ley a la que prometió hacerlo extendiendo su mano sobre el Libro Constitucional, cuyo principal emblema es la bandera de todos, incluso de los que la necesitan para quemar en ella su escasa masa cerebral, desparramada por sus ideas sombrías y albergada en los recovecos de un falso intelecto aborregado.

Al Perol con Zapatero el bananero, en tiempos de rebajas, cuando estuvo tanto tiempo dedicado a enfrentarnos a todos con falsos procesos, memorias histéricas, ahora silenciados y dedicado a su Champions League a la que llegó por accidente

13 septiembre, 2007

ESPARDEÑÁS Y PEROL TRENCAT - LXXIV

Los ciclos históricos son tan contagiosos que no se resisten a abandonarnos, y para bien o para mal, vuelven siempre a la carga, cual vulgar mosca cojonera que cuando se aleja, al poco, vuelve contra nosotros por lo mucho que nos necesita. Los ciclos son también como los elásticos de oficina cutre o antigua, aquellos que se estiraban hasta no dar más de sí, para volver siempre al mismo sitio. Para eso están los ciclos, por los siglos de los siglos, ahora toca decir amén. Por todas partes, próximas o lejanas, cualquier hecho se repite, siempre con mayor o menor frecuencia y no sabemos cual es la causa, pero cuando sale de nuevo a escena -aunque nos resulte extraño- nos damos cuenta enseguida que no hay nada nuevo bajo el Sol, nuestro padre de todos, y nos viene a la mente que algo de eso ya ha sucedido en otros momentos de nuestra historia. El Google Earth que tanto furor está causando a los aficionados deseosos de ver las cosas más de cerca –cuando es imposible aproximarse a ellas- nos muestra a los planetas navegando con precisión milimétrica por los mismo por caminos, cuyo origen desconocemos en el ciclo natural de las cosas y del que nosotros saltamos en marcha hace ya miles de años. No debe extrañarnos pues: de tal palo tal astilla, que lo nuestro sea repetir lo que otros antes hicieron.

Tata Motors, una más de las tantas moscas cojoneras empeñadas en que a ella nos aupemos, nos va a ofrecer un pequeño utilitario de cuatro puertas, motor de seiscientos centímetros cúbicos, sin aire acondicionado ni elevalunas eléctrico al módico precio de mil ochocientos euros. Nada que ver, por supuesto, con un motociclo light con capucha incorporada, sino de un auténtico utilitario semejante al que en los años sesenta cambió nuestras vidas acercándonos unos a otros cuando estábamos separados por la distancia. La ley cíclica se cumple una vez más y vuelve algo de nosotros con la añoranza de un pasado que creíamos haber perdido.

Tampoco tiene nada de nuevo la disputa por un cargo presidencial al que siempre acuden más de una mosca deseosas del mejor puesto. La alcaldesa Rita y la ministra Salgado andan a la greña por presidir el Consorcio de la 33ª edición de la Copa del América en los inicios de su nuevo ciclo. Y es que no hay nada peor que salir escocido de una apuesta electoral. El desprecio de Zapatero a la anterior edición de veleros impulsados por nuestro viento del Garbí, le produjo un fuerte dolor intestinal pasadas las elecciones de Mayo. Ignoró a Valencia, y el empecinado sátrapa no quiere volver al recurso del bicarbonato, por lo que desea coger el timón con la gorra de capitán sin haber opositado a ella –pasó olímpicamente de tan importante evento- ni hacer nada para merecerlo. ¡A buenas horas mangas verdes!. Sólo le queda el recurso del Decreto Ley, y es lo que ha hecho nuestro ínclito Presidente del Gobierno español. Por redaños, esos que no tendría valor de utilizar, si la América Caps fuera en Barcelona, negándole a la Alcaldesa Rita el honor que le corresponde de presidir durante su nueva etapa lo que se merece; no solo por derecho, sino por el gran el éxito alcanzado reconocido por una amplia mayoría, por cierto siempre absoluta. Una alcaldesa sólo puesto en entredicho por quienes jamás reconocieron sus meritos, aquellos que han sido siempre derrotados en las urnas cada que vez que ante ellas se enfrentaron, haciéndolo a una opción abanderada por una mujer ejemplar que ama y quiere a Valencia como nadie.

Por redaños decía. Al más puro estilo Zapatero: el de su genuino talante. Vestido con el esbozo de la mentira: su mejor pregón. La capa negra y larga donde se esconde el truhán: contrapartidas con los etarras que tan mal le han salido y cuyos efectos estamos sufriendo. Las botas sucias de barro que recoge por donde pisa: lo que anuncia falla. Y la insolencia de su falsa y estudiada risa propia de los vulgares trileros, sus amigos de juegos. Llegar a un cargo sólo por accidente tiene estos pagos, y hay que reconocer porque justo es, que al menos los está sufriendo.

La Presidenta de las Cortes Valencianas quiere ahorrar una parte de nuestros impuestos, lo que no es un mal ejemplo. Primero se bajó el sueldo, junto a sus compañeros de mesa, y ahora quiere quitar a todos los parlamentarios la hora del almuerzo, la ancestral costumbre tan arraigada en nosotros con pincho de tortilla aceitosa incluido, bocadillo de calamares retorcidos y café cortado o del tiempo. Y también eficaz bálsamo al cruce de las palabras hirientes en el interior del hemiciclo, que siendo parte del juego, merece la hora del fugaz reposo. La medida, impopular entre ellos, mejorará su barriga cervecera, rejuvenecerá su aspecto, pero les privará de hacer buenas migas a la plancha, que además de sabrosas siempre son útiles en beneficio de todos.

La organización terrorista ETA ocupa de nuevo las primeras páginas de la prensa nacional con sus amenazas de siempre, cada vez chulescas. Como siempre, acusa al Gobierno de turno –así lleva más de cuarenta años- como máximo responsable de sus actos más violentos, lo que no es nada nuevo. Zapatero aprovecha las soflamas propagandísticas para hacernos ver que jamás cedió ante ETA, lo que es un insulto a la inteligencia del pueblo español, que si en muchas veces cerró los ojos a la veracidad de los hechos, ahora, por evidentes como recientes, no puede negarlos. Las cesiones de Zapatero que tanto alimentaron a la bestia etarra no pueden caer en el olvido, por mucho que el Zapatos quiera hacernos comulgar con ruedas de molino, al más puro estilo suyo tan propio, el de su peculiar “talante” que tan sibilinamente vendió al que estuvo dispuesto a comprarlo.

Llegado a Septiembre, el mes de la repesca, metamos a Zapatero en nuestro perol, residencia tantas veces merecida. Alcemos la cucaña y fuerte, duro con él. A ver si despierta. En las horas que Solbes le lanza avisos de alerta y con la esperanza al menos que los escuche. Qué así sea.

06 septiembre, 2007

ESPARDEÑÁS Y PEROL TRENCAT – LXXIII

El dragón de lengua de fuego y brazos depredadores avanzaba incesante por pueblos y aldeas engullendo todo lo que le salía al paso, carente de sentimientos, sin tener nada en cuenta y sin ningún atisbo de piedad. No era cuestión de supervivencia, sino de practicar el mal. Para ello, buscaba las nutrientes que le permitieran avanzar practicando el mal, ensañándose con quien se cruzara en su camino, saliera o no a su encuentro.

Ese era su sino. Y para tal misión, se vistió de escamas negras (igual que su corazón), se dotó de pezuñas cortantes, aniquiladoras y almacenó en sus entrañas, envueltas en las más perversas de las intenciones, una gran reserva de fuego bárbaro y salvaje, salpimentando además la idea de la desolación. Fue San Jorge, glorioso paladín de los imbuidos en la fe, y vencedor del monstruo infernal, quien nos enseñó el camino para combatirlo por los campos desolados, escenarios de una insistente lucha triunfal.

Pero todo es un mito, una leyenda: esas que tanto tienen de ciertas. Tanto, que el perverso dragón ha llegado hasta nuestros días con la escama acerada del Euribor: la oferta interbancaria que nos persigue como una losa de la que no podemos librarnos que nos quiere embargar en vida. Su poder destructivo ha llegado al cinco por ciento. El mismo porcentaje que necesitan los políticos para llegar al Parlamento, pero sin la intención de erigirse en paladines de nadie, ni la de vencer al monstruo infernal, ni siquiera en combatirlo sentados en torno a una mesa redonda capaz de calmar la sed del dragón inmundo al grito de todos para uno y uno para todos, cual heroico D’Artagnan. No hay San Jorge que valga en un estado laico, nada confesional.

A quien tenemos que tener muy en cuenta es a nuestro amigo Murphi, quien ya nos avisó de que cuando las cosas van mal no hay que preocuparse, porque sin duda irán peor. El pollo se esponja, como la leche, los huevos, o el pan, por lo que ya todo es más caro y el IPC ha superado el dos por ciento en lo que va de año, lo que no parece que sea una ligera desviación, sino más bien darle la razón a Murphi que nos anunció el socavón. Y es que a Zapatero le han crecido los enanos, y se ha quedado sin su circo particular, después de asegurarnos que día a día íbamos a estar mucho mejor, algo así como el famoso hoy te quiero más que ayer pero menos que mañana, que por ser tan socorrido tiene mucho de falso. Ahora nos quiere solucionar la situación económica subiendo las pensiones, y así lo ha anunciando en este nuevo curso político camino hacia las elecciones. Lo que nunca nos dijo de forma clara y expresa, es cómo, ni cuándo verán la tierra prometida de nuevos estados, esa que algunos tanto desean; aunque lo que sabemos es a quienes se la ha ofrecido envuelta en pañuelo federal, como puente de plata a equis años vista, convencido que estará para entregarlo.

Y todo, porque él entiende que es bueno; lo que no implica que sea bueno para todos, porque no está en la exigencia de la mayoría del pueblo español preocupado por otras cosas. Dice estar orgulloso de su proceso de paz, por cuyo fracaso debió dimitir debido al justiprecio ofrecido, pero somos muchos los que no estamos orgullosos de él, incluso gentes de su propio partido, al que por cierto muchos van abandonando.

La operación retorno a nuestra Comunidad ha sido tranquila, sin retenciones y sin un solo muerto, lo que nos alegra a todos. Quizá el descanso relaja los músculos, alivia las tensiones y adormece las urgencias; a diferencia del comienzo vacacional, cuando deseosos de huir de nosotros mismos, sean las prisas encastradas en el ánimo agotado de la rutina, las que nos impidan llegar enteros al destino deseado, convirtiendo la operación salida en un camino sin retorno, tal y como sucede cualquier fin de semana a lo largo del año, periodo en el que más trabaja la guadaña.

El Plan Hidrológico Nacional tramado por Zapatero sólo era una “parte de su plan”: aquel que necesitaba para llegar a la Moncloa en juego de trileros con el nacionalismo catalán, nada que ver con las necesidades de agua en nuestra Comunidad. Negó el trasvase del Ebro a Valencia, autorizándolo a Cantabria hacia donde ya navegan sus aguas con el beneplácito de Aragón, que por lo visto –de esta forma- no les resta parte de su caudal. Alguien tendrá que explicar tanta sinrazón, tanto despropósito, así como la ignominia que representa para toda la Comunidad Valenciana, cada día más seca. A pesar del regalito de la Ministra Carbona, repartiendo agua embotellada por nuestra costa como si de la entrega a los niños de un “chupa chups” a la salida del cole se tratase, ahora que estamos el comienzo del nuevo curso escolar.

Todos los ratios económicos sufren de empacho, por lo que aumentan su masa y las alarmas enrojecen, cuyo beep Zapatero trata de minimizar. Sus ministros se han puesto nerviosos y apuntan al peligroso ascenso de los guarismos como algo irrelevante, algo que no debemos de tener en cuenta. Solbes, el callado Ministro de Economía, nos pide que no cunda el pánico, convencido que el mundo está en sus manos, aunque cada vez son menos quienes confían en él, asustados por sus tembleques. Los números no le abruman –a Solbes-, pero a nosotros nos agotan, allá a medio mes. Y mientras tanto, la Ministra de la Vivienda, la risueña Chacón, nos quiere hacer comulgar –atea ella- con ruedas de molino diciendo que la subida de las hipotecas no es motivo de gran quebranto para el sufrido español; aunque eso sí, al decirlo, puso su cara seria, y presumimos algo dura, la que hay que tener para salir en la tele diciendo tanta memez.

Demasiadas alarmas rojas, como la de un rumano con su antorcha humana, envuelto no en humo sino en fuego, dando vueltas por el asfalto, retorciéndose sobre sus problemas, huyendo de la impotencia y dibujando el SOS de la desesperación. Guardemos pues el Perol, que no son tiempos de cucañas. Ahora estamos en las vísperas de una jornada electoral que como siempre serán las de regalos. ¡Esperémoslos!