24 enero, 2008

ESPARDEÑÁS Y PEROL TRENCAT - XCIII

Aquel viejo sabio calderoniano, de andar pausado, cuyo mayor consuelo fue ver asombrado que otro sabio recogía las hierbas que él mismo iba dejando a lo largo de su camino, debió de ser un hombre cuyo mejor patrimonio fuera el verse investido de una bondad infinita, a la que sin duda se unía una inmensa sencillez. Quizá pensaba en su interior, afirmando sin aspavientos y bien consciente de ello, que él, lo único que sabía era que nada sabía; mas ésta es otra historia nada que ver con la del poeta y dramaturgo español del Siglo de Oro Español. A tal conclusión llegó Sócrates, el filósofo griego, cuya oratoria fácil y sugestiva era capaz de persuadir sin ninguna dificultad a sus muchos oyentes, siempre tan alucinados como después cautivos. Uno de sus discípulos llegó a la firme determinación de que el mal estaba en los hábitos y costumbres de la época, mientras que el bien residía implícito en las personas. El tal discípulo fue el creador de la escuela cínica, a la que muchos se matricularon con gran alborozo. Éste habito persiste en nuestros días y el cinismo llena las aulas de nuestras vidas, cuyas listas de espera cada vez son más extensas.

El cinismo pues, cada vez más incrustado entre nosotros, ya no nos sorprende y sus hijos siguen creando escuela. El otrora alcalde elegido a dedo en los tiempos franquistas y luego tantas otras cosas más, Cipriano Ciscar, el autor del genocidio cultural de un enterramiento arqueológico, nos invita en estos días “al necesario consenso para que Sagunto no sea escenario de enfrentamientos.” Y con su pelo ensortijado me lo imagino vestido de túnica blanca, luciendo un halo imaginario, fiel al discípulo de Sócrates y con la nota más alta de cinismo jamás alcanzada. Decir que no quiere enfrentamientos y escucharlo de su boca –al causante directo del conflicto- no solo provoca estupefacción sino la más firme convicción de que el cinismo alcanza en él, su cima más elevada. Su desvergüenza defendiendo acciones condenadas con rotundidad por el Tribunal Supremo es tal, que no tiene parangón, y de ser un hombre con decoro, mejor sería que estuviese callado liberándonos de escuchar de sus labios tan cínica invitación.

El cinismo vive momentos de esplendor previa la jornada electoral, y ahora, la izquierda, de forma sibilina se está haciendo pasar como que es monárquica respetando a la Corona, sólo para atacar a la derecha a la que acusa de que estar contra Juan Carlos. Para tal fin, insiste en llevarla hacía una posición de extrema derecha que tanto necesita, y con ello seguir manipulando a la opinión pública a través de su extensa sinfonía de colores en los medios de comunicación, puestos a su alcance.

Y en lugar de preocuparse de Rosa Diez, a la que han vilipendiado con la peor saña, la exeurodiputada socialista que se atrevió a poner el dedo en la llaga denunciando tanto las mentiras como el entreguismo de Zapatero en una de las páginas más negras del socialismo español de los últimos años -enriquecimientos personales aparte-, tratan ahora los “socialistos” de rentabilizar que Alberto Ruiz-Gallardón, el alcalde de Madrid, no figure en las listas del Partido Popular al Congreso de los Diputados. En su constante manipulación de siempre, su impronta más legendaria, no cesan, y recurren al cinismo impregnado en sus carnes, de cuyo concurso no pueden desprenderse.

La campaña electoral es la que manda y marca el guión de la gran farsa dispuesta para el engaño ante la hora de depositar el voto. A la sombra de la sede del Partido Popular en la calle de Quart y bajo los árboles centenarios del Jardín Botánico, justo a su lado, la Vicepresidenta del Presidente, la autora de la firma de la derogación del trasvase del Ebro arremete contra Manuel Pizarro, a quien acusa, según ella, de estar también en contra del trasvase. La pimpolla de colores vivos y flequillos lanceros no es que practique el cinismo electoral, que bien pudiera en parte justificarse en estos días previos a las elecciones, sino que lo tiene incrustado en sus adentros y lo utiliza haciéndonos creer que siente algo por Valencia, a la que tanto ignora, y que al igual que su Presidente, ha despreciado tantas veces. Ahora, nos anuncia una “dársena per a tots”, en una proclama que en su boca, más parece un puro esperpento. O como en la “Guía de Campaña” del socialismo español, cuando afirman con gran desvergüenza, que el Partido Popular, “arrogante, autoritario y provocador” utiliza el atentando del 11-M para “apuntalar su victoria electoral”, olvidando cómo llegaron al Gobierno. Cinismo en su estado puro: esencia más genuina del insaciable izquierdismo manipulador de siempre, berroqueño, tan del agrado de sus más fieles y adoctrinados seguidores, incapaces del más simple discernimiento.

La dosis de cinismo en el PSOE es inagotable y desprenderse de él, que de forma indeleble se viste, es un imposible. El Ministro de Justicia, el rockero Fernández Bermejo, nos dice “ahora” que sí hay pruebas para ilegalizar a ANV y al Partido Comunista de las Tierras Vascas, justo antes de las elecciones. Esta claro pues que nos toma por tontos. Las pruebas, que no nunca nacen por generación espontánea, es cuestión de buscarlas o de esconderlas, según interese en cada instante, y esto es lo que ha hecho Zapatero a lo largo de esta legislatura, y que ahora cuando agoniza, quiere presentarse ante el Juicio Final de las elecciones libre de culpa y con la sonrisa cínica de sus labios.

A fuego lento y bien cocido tendremos que poner al cinismo que nos gobierna en nuestro Perol. Tengamos la esperanza de concentrar su caldo y como cualquier residuo radioactivo desprendernos de él, enterrándolo en el cementerio atómico que nos protege.

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