23 noviembre, 2006

ESPARDEÑÁS Y PEROL TRENCAT - XXXII

Está muy claro y nadie lo discute: no es lo mismo predicar que dar trigo. La razón del aforismo estriba en que a la hora de dar algo se es remiso hasta en dar las gracias: la dádiva más barata que existe desde que el hombre adquirió la cualidad de una buena educación. Ocurre lo mismo cuando alguien nos llama, que no le hacemos caso, salvo que sea, claro está, para darnos algo. En cambio, siempre intentamos meternos donde nadie nos llama, el clásico metomentodo al que estamos prestos con el único temor de hacer el ridículo o de que alguien nos llame la atención, a quien, seguramente, no le haremos el menor caso. Cuando se puede sacar tajada de cualquier intromisión allí estamos, tomando o no la vez, en función de las circunstancias. Son las dichosas injerencias que en el día que dejen de existir, nos encontraremos, sin duda alguna, con un mundo mucho más tranquilo.

Pero hay algunos que hacen de las injerencias su modo de vivir. Si además consiguen partidas millonarias en euros, mejor que mejor. Es el caso de Eliseo Climent, el mayor mercader del reino. Hombre experto en conseguir subvenciones podrá editar el mejor manual del mundo dedicado a tan “noble” fin. Escribirlo no sabrá, pero dará sus ideas a algún diestro con la pluma: ¡Cómo conseguir subvenciones en siete días! De la Generalitat Catalana ha conseguido partidas millonarias, antes en pesetas durante muchos años y en los últimos en euros. Ha conseguido pasarse la ley por la entrepierna con sus repetidores televisivos ilegales durante más de treinta años. Y ahora por cosas del tripartito en su función de trileros, ha conseguido una subvención de un millón de euros del Gobierno Zapatero para seguir introduciendo el catalán en tierras valencianas. La injerencia de la desvergüenza es tal, que ignorar las transferencias a la Generalitat Valenciana en esta materia, dando dinero a quien lo va a utilizar para otro fin, está muy cerca de la prevaricación.

Dentro del calendario previsto ya está formado el Parlamento Catalán y para cerrar el acto oficial los parlamentarios han cantado su “himno nacional”. Todos han mostrado ante las cámaras su movimiento de labios, arriba y abajo, para que no hubiera duda alguna de su “catalanidad”. Todos, menos los tres de Ciutadans de Catalunya que permanecieron callados. No ha faltado tiempo para las críticas a estos tres ciudadanos de Cataluña a quienes se les acusa de no tener sentimiento catalán. Este comentario mío no es una injerencia ante un hecho que aunque no me incumbe me parece razonable. Lo comento por el doble rasero tantas veces visto en Valencia. En la misma circunstancia, o en cualquier otro acto, a los valencianos que han cantado su Himno Regional se les ha tachado de forma despectiva, incluso acusándoles de fascistas, precisamente por los mismos catalanistas al considerar estos, que abrir la boca resta seriedad a un acto oficial, alegando, en su ignorancia, que los himnos no tienen letra, menos claro está, el de los nacionalistas catalanes. ¡Faltaría más!

Sin embargo, sí que es una injerencia, en este caso obligada y hasta agradecida, la de los padres dando nombre a sus hijos. La familia numerosa en extinción ha facilitado la cosa a los padres a la hora de elegir un nombre para sus hijos, aunque ha habido tiempos en que la moda nos conducía a la búsqueda de nombres raros. Un estudio reciente nos dice que los nombres de María y María del Carmen, junto a los Antonios y los Josés son los santos a los que más veces se acude para el nombre de nuestros hijos. La moda de los nombres extraños pasa pues a segundo plano, en beneficio de los que ya podrán presumir de tener un santo, así como tener la satisfacción de que su nombre figure en el listado de la normalidad.

Y con la misma normalidad, la mujer va copando los puestos más importantes de la sociedad. La “injerencia” en la política francesa de Ségolène Royal, por su condición de mujer y además guapa es de agradecer. Candidata a la Presidencia francesa, fue la que propició la creación del Ministerio de la Familia lo que demuestra su convicción de dar la importancia que tiene a nuestra principal institución. Esperemos que otros aprendan la lección aunque me da que no será así.

Quienes se han plantado en huelga son los limpiadores de la Moncloa. Parece ser que no están de acuerdo en la forma que son requeridos sus servicios, pareja a la que antiguamente prestaban los asistentes a los mandos del ejército en su periodo de servicio militar obligatorio. La “injerencia” de los inquilinos de la Moncloa no es del agrado de su personal de limpieza quienes no están para los recados ni para pasear a los perritos.

La injerencia del PSOE valenciano en nuestras mentes tiene tintes maquiavélicos. Para beneficiarse del accidente de la Estación de Jesús siguen inculpando al Gobierno de Camps como culpables de las anomalías que se producen en la línea 1 semejantes a las que de continuo se producen en cualquier red ferroviaria del mundo. ¡Qué poco respeto hacia los familiares de las victimas a quienes no dejan tranquilos en su dolor!

Dicen que la justicia es lenta e inexorable. Creo que es muy negativo caminar a paso lento porque la sociedad requiere respuestas y su ausencia aumenta la desconfianza. Lo que causa estupor es el fallo de nuestra Audiencia que obliga al pago de ciento veinte euros a un hijo que no cuidó de su padre enfermo. Si el fallo me parece absurdo no sé como calificarlo al sorprenderme que los dos, el padre abandonado y el hijo indiferente, hayan fallecido varios meses antes del fallo.

Los que criticaban al Papa Benedicto XVI, más por esclavo deseo que por razón alguna, tienen una buena ocasión para callarse, aunque no lo harán: siempre tendrán a su alcance alguna infamia. Reitzinger ha pedido a sus asesores un informe sobre el preservativo debido a la situación de necesidad en tierras africanas.

Al perol trencat con los intransigentes que suelen ser los que injieren. Al perol, y bien cerrado para que no se escapen. Duro a la cabeza con ellos y no como juego sino para ver si les podemos poner su hipocampo, su cerebelo y demás puntos del discernimiento en su justo sitio. Qué así sea.

Noviembre 2006-11-23

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