23 agosto, 2007

ESPARDEÑÁS Y PEROL TRENCAT – LXXI

Agosto, el de los Rodríguez, el de la apacible soledad, el vacacional por excelencia nos brinda de forma altruista un mayor espacio por donde pasear sin agobios, sin prisas, pero siempre con la conveniencia de ir cargado con una botella de agua para protegernos de un posible golpe de calor: nuestro asiduo visitante por estas fechas, enamoradizo no solo de nuestra ciudad sino de muchas, pero con sus malas intenciones de siempre, las de rompernos el corazón. En la ciudad abandonada, la densidad demográfica baja, pero los establecimientos cerrados crecen, lo que nos obliga, huérfanos del sitio acostumbrado, a estirar las piernas buscando lo que necesitamos, como por ejemplo la prensa dominical cargada de publicidad con un manojo de folletos que ignoramos. La mayor dificultad coincide en los días de domingo, el día que más se lee, en los que si algo hay por la calle es la sombra de la tupida arboleda, cuyo manto protector es el mejor camino en busca de la información. Así pues, el kiosco abierto en un lugar ignorado es el más buscado, y cuando das con él y consigues el ejemplar que deseas, al que has sido fiel durante todo el año, la sensación del deber cumplido tiene sabor de proeza.

Aunque para lo que se entera uno, mejor no comprarla. Izquierda Unida cuyo único objetivo es conseguir por la vía de los pactos la deseada mayoría absoluta que le lleve a gobernar, se derrumba. De la gloria de un posible Gobierno a la hiel de las catacumbas. Temen ahora, que en las próximas elecciones valencianas queden fuera del Parlamento, lo que ya a nadie nos extraña. Las mentiras, los juegos de trileros, el desprecio acostumbrado a los votantes, la utilización de los muertos y el sectarismo más ruin y miserable tiene esos pagos: es pues lo que les toca y con su pan se lo coman. En su juego de disfraces, el de las mil y una caras, subyace el mayor de los esperpentos, y pese a que cada vez son más, quienes les dan la espalda, siguen con su pertinaz mascarada, inasequibles al desaliento alimentándose de engaños. Isaura Navarro tiene problemas con su partido y no por cuestiones ideológicas precisamente, siempre tan escondidas, sino por una simple cuestión de sueldo mensual. De años fue así, ante cualquier problema, el vil metal tiene la culpa y en él, está siempre la solución. Es el editorial permanente de cualquier medio de comunicación, sea cual sea su color, o tal día de la semana.

Mientras tanto, Jordi Sevilla mueve sus tentáculos por toda la Comunidad en busca de su espacio vital buceando en aguas pantanosas. Extiende sus brazos donde apoyarse aprovechando el calor del verano y el vacío de los ausentes, quienes deben de estar en acto penitente por la cima del algún monte lejano a la espera de una voz anunciadora. Zapatero que está de vacaciones, las interrumpe de vez en cuando dando un mitin, tal vez para conservar la forma sin bajar la guardia. Tras él, vuelve al lugar de descanso ahora escondido en una zona rural, donde sólo hay tres habitantes, por lo que el café le saldrá más barato que nunca, si es que paga algo de su bolsillo.

En esta guisa vacacional, le ha encargado a Sevilla que trabaje, y se gane el puesto, al más puro estilo de su genuino talante, cada vez más en entredicho. Eso sí, debe decir el Presidente, escuchándose hacia dentro, con sus mofletes hinchados, su cara sonriente, sus ojos abiertos, y sus piernas zambas cual ávido patán: ¡Valencia será lo que los valencianos… quieran!, al más puro falsete navarro.

Con el tiempo no se juega, pues quedas en entredicho. Ahora resulta que en nuestra Comunidad, el actual verano que sufrimos es el menos caluroso de los últimos diez años. El Centro Meteorológico valenciano ha sacado la temperatura media y ha llegado a esa conclusión asaltándonos las dudas después del dichoso cambio climático con el que tanto nos asustan. Y eso que cada vez somos más, contando a la inmigración que nos inunda. Tal vez, con el reparto, salimos a menos grados y esa sea la razón.

Lo que si es preocupante es que en Valencia, junto a Zaragoza y Ciudad Real, el agua que bebemos es la de peor calidad en todo el territorio nacional. El dato viene dado como resultado de un estudio realizado por un prestigioso Laboratorio. Lo que nos agrava la situación, en beneficio de las empresas embotelladoras de agua, por cierto cada vez más cara. La solución a esta situación no está recogida en el Plan Hidrológico Nacional, por no ser de su incumbencia, pero ausente el Plan, los problemas del agua cada vez nos extrañan menos.

Cuando algunos catalanes ladran Valencia entera cabalga, lo que no es nada nuevo. En su fijación permanente, la manipulación es constante y aprovechan cualquier evento para manifestar su eterna frustración: carecer de lo que presumen. Calixto Bleito, de ideas fijas y calva reluciente, no necesita de gomina, por lo que su cabeza blanca y brillante por fuera, pero almidonada por dentro con el hediendo fijador de sus ideas, anda una vez más con el encargo de siempre. Se va unos días Francfort a dos cosas: a contar mentiras y a desprestigiar Valencia; que para eso deben de estar las Ferias de Libros, otrora centros de cultura, ahora mercadillo de rufianes al que asisten desde una Catalonia que se cae a trozos, derrumbándose el mito de una falsa modernidad.

En estos días, cerca de trescientas calles valencianas están en obras con intención de remozarlas. Demos pues por bueno el verano, el tiempo de los zafarranchos y alcemos nuestro festivo Perol; porque a mal tiempo buena cara, nos dice el sabio consejo.

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