30 agosto, 2007

ESPARDEÑÁS Y PEROL TRENCAT – LXXII

El dulce placer de percibir sobre nuestra piel, ávida de sensaciones, la brisa del mar, escudriñando la linde del infinito azul donde copulan agua y viento, sólo puede ser superado por el alivio del sentir cómo el agua fresca que libera un oasis imaginario, moja los labios de un cuerpo extenuado en los umbrales de su muerte. Es el placer de los sentidos ante los más bellos paisajes que nos puede ofrecer la naturaleza, en cuyo regazo se acunan toda clase de deleites. Está luego el placer, también terrenal, del poder ejercido sobre los demás: facultad ausente de sentimientos, donde la satisfacción se convierte en el engaño de su efímera instantaneidad.

Y viene dado, especialmente, por el ejercicio de poder masculino sobre la mujer, tan de moda en nuestros días, aunque de siempre haya sido así, pero que ocupa la primera página de todos los medios de comunicación por desgracia demasiadas veces. Además, con la violencia como principal protagonista, cuyo papel más frecuente es el de la muerte. La mal llamada violencia de género preocupa a nuestros parlamentarios y quieren acabar con ella merced a sus propuestas. ¿Por ley? ¡Acabemos con la violencia de género! ¡Hagamos una ley!

Mientras tantos los sucesos se repiten, y cada vez es mayor el número de mujeres asesinadas mientras la situación se agrava; lo que invita a pensar que las propuestas no sirven para nada, o simplemente no se hacen bien, como sucede, por ejemplo, con el nombre impuesto al problema, que no es el que le corresponde. Porque el hecho cierto es, ni más ni menos, que el “ejercicio del poder masculino sobre la mujer”, actualizado por todos los medios de comunicación en su afán sensacionalista, sólo hace que dar agua informativa a la bestia, sin conseguir calmar su sed.

Las propuestas parlamentarias, que no sirven para nada, es pura demagogia electoral encaminada a ganar votos para mantenerse en el poder. Otra cosa es, que se procuren los medios de ayuda para las victimas de una sociedad cada vez más violenta. Y no sólo en estos, sino en todos los casos que se presenta. Lo demás es marear la perdiz, como también dar ideas a unas mentes enfermas cuya única salida que conocen es el desagüe de su más cruel brutalidad.

Quienes también tienen sed son los etarras, preparados como están para el otoño que se avecina. Han hecho acto de presencia en Durango con la mayor de su osadía, anunciando el fin del verano al dejar una furgoneta bomba ante la mirada cierta de una cámara de TV sujeta a las paredes de una casa cuartel de la Guardia Civil, cuyos cimientos pretendían derrumbar. En pocos segundos dejaron su tarjeta de amonal y parte de sus paredes se fueron abajo con la fortuna de que sólo hubiera dos heridos, dejando tras de si más de tres años de pactos que no han servido de nada, salvo el beneficio de ETA y Batasuna que vuelven a cobrar de nuestros impuestos. La izquierda, que siempre se empeñó en demostrar que ambas cosas no son lo mismo, aunque ni ella misma se lo cree, tiene un gran problema de conciencia del que por desgracia no son conscientes.

No así a los padres de familia, que ante el retorno a los colegios de sus hijos, saben lo que les espera, por lo que recurren a pequeños préstamos bancarios para que sus hijos puedan pasar la ITV que les permita volver a la escuela.

Los “Pactos de familia”, que no sirvieron para nada, nos unieron a los franceses con la intención de hermanarnos, mas todo quedó en un banal intento. Algo así, como las fotos de familia en color, que más bien son el blanco y negro de todas las desdichas donde cada uno va a lo suyo con la cara alegre, pero con la mente fría y el corazón ausente. También, algo así, como la foto de Gilet, un pequeño pueblo valenciano en fiestas, donde el PSOE se ha reunido en torno a una mesa orquestada por Lerma con el patrocinio de José Mª Cataluña. En el guiso no han faltado las patatas, ni el arroz, ni las habichuelas, condimentadas con morcillas abundancia de cerdo. Pla, Sevilla, Puig y Alarte daban sabor a la caldera, ante las miradas sonrientes de la legumbres afiliadas invitadas al festín, en un intento de llamar la atención y hacer la foto que tanto necesitan, pese al empacho de bicarbonato que sufren desde el pasado mes de Mayo, aquel de las elecciones.

No andaba yo desatinado cuando hace dos Espardeñás anuncié el final de Rosa Regás como Directora de la Biblioteca Nacional. Tras las cortinas de su cara, se esconde la perversidad de sus intenciones en las que vivir del cuento es su republicana costumbre. Al ser descubierta en su incompetencia y ante el abandono de sus deberes, ha presentado la dimisión. Lo que es bueno para todos, en especial para la cultura valenciana: a la que dedicó todo su desprecio en fraudulento acto de servicio, atentando no solo contra nuestra lengua sino también en perjuicio de la prestigiosa institución.

El PSOE valenciano quiere hacer un ejercicio de autocrítica a finales de Septiembre, cuatro meses después de su debacle electoral. ¿Admitirán su no a todo lo realizado por el gobierno popular como el mayor de su fracaso? Seguro que no, más bien se irán por los cerros de Montserrat, cuyo mimetismo les enloquece.

Al final todo sale, por mucho que se quiere ocultar el sucio aceite que les da vida. A los del Compromís, su compromiso era sólo con ellos mismos y ahora andan lanzándose unos a otros los trastos a la cabeza por el mismo motivo: la defensa del sueldo de final de mes que tanto les alimenta. Por tal motivo, siguen ajenos a su fracaso y se centran en los asuntos propios de su salario. Que por tratarse de gentes de izquierdas, es lo más natural. Dicho sea.

Metamos en esta ocasión a todos los que practican la violencia contra la mujer en nuestro Perol, ausente de prensa y TV, cuyas ideas que lanzan, ni falta que les hacen. Que así sea.

Agosto 2007-08-30

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