15 noviembre, 2007

ESPARDEÑÁS Y PEROL TRENCAT - LXXXIII

Valencia se ha convertido en estos días en la cumbre del medio ambiente cuya cima más alta se ha bautizado como el IPCC: Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático. Ocuparse y preocuparse es muy bueno para la salud y el movimiento que siempre se demostró andando, ahora se resuelve en jornadas maratonianas en las que cada uno expone su tesis, en esta ocasión de ejecución inmediata y con sus resultados a muy largo plazo.

A las interesantes aportaciones de los de corbata y cartera repleta de informes -algunos de ellos contrastados, otros llenos de dudas- reunidos dentro del cómodo y caliente salón de congresos y convenciones, donde se presentan como panacea universal a los abusos que cometemos -siempre individuales- se enfrentan a ellos desde su frío salón de la calle los de a pecho abierto, pletóricos de dogmas y convencidos de su razón, con la preeminencia añadida por ambas partes, que dentro de cien años a nadie de los presentes les podremos quitar o dar la razón. Ni a los unos ni a los otros, por lo que ambos juegan con ventaja.

Los del pecho abierto y sin corbata, pertenecen a una cincuentena de organizaciones ecologistas que nos convocan al apagón eléctrico, y tratan de convencernos de la necesidad de quitar la luz a nuestras vidas al menos durante cinco minutos, tanto en las viviendas que ocupamos como en los centros y equipamientos públicos. Perdemos tantas veces el tiempo en cualquier cosa, que ahora tendremos cinco minutos más para hacerlo.

El siglo de las Luces, que tanto hiciera por avanzar al mundo, ahora, en cambio, y por culpa del climático, nos dicen que en la oscuridad está la razón: el centro de nuestro discernimiento. Quienes no hacen caso a los alarmistas de lo que pueda suceder, son los realistas, sabedores de unas amenazas dicen ya sucedidas hace muchos siglos, incluso milenios, estando más preocupados por las actuales causas de mortandad que asolan nuestro planeta, como son el hambre, el terrorismo y las guerras: más de cincuenta millones de personas al año mueren en la actualidad en el mundo, algo así como ciento cincuenta mil al día, mientras que por culpa del cambio climático no se conoce ningún caso. Habrá pues que fijar la cuestión de prioridades, cada vez más necesarias, aunque temo que lo básico, sea no ponerse de acuerdo.

Esperemos, no obstante, que terminados los trabajos por los expertos del IPCC y firmados sus acuerdos, sea cuestión de cumplirlos, y sólo el tiempo nos hablará de su eficacia. Mientras tanto, unos y otros, los de corbata y los de sin ella, seguirán enfrentados buscando en qué no parecerse, y a quienes echar las culpas.


¿Por qué no te callas? Algo tenía que decirle Juan Carlos primero a Hugo Chávez el último, el del insulto permanente, que más bien resulta ser siempre el penúltimo improperio a flor de sus labios. Lo que no sé, es lo que hacía un mamarracho como ese en un lugar como aquel, como no fuera alcanzar el protagonismo que necesita para seguir denostando a su propio pueblo venezolano. Son muchos los que le califican de mandatario populista: propio, originario y perteneciente al pueblo. Más parece un espantapájaros propio del campo, al que sin embargo no protege; ama tanto a su pueblo, que de tanto quererlo, de él quiere hacerse dueño para siempre.

Chad, Marruecos y ahora toca Venezuela. Y es que desatinos, ni una. Fue el propio Ministro de Asuntos Exteriores, el ínclito Moratinos, mintiendo una vez más como es costumbre en ellos, el culpable que avisó a Chavez del falso apoyo golpista en Venezuela por parte del Partido Popular, y…de aquellos barros estos lodos; aprovechados ahora por semejante payaso para involucrar a la Corona española. Al clamor por el desastre de la política exterior de Zapatero, se une la división existente en la calles de España en la legislatura más nefasta desde los tiempos de la transición, fruto de un talante, que como los cangrejos, nos sigue llevando hacia atrás si el pueblo y las urnas no lo remedia.

Y… “de paso cañaso”. La legendaria moral del Alcoyano corresponde al pasado, y el dicho queda colgado en el marco de la nostalgia, oculto por la costra polvorienta del tiempo sobre un cristal mate que la cuida con mimo. En cambio, la moral interesada y embustera del FC Barcelona en acciones impropias de su sexo, quizá por la libertad sexual tan actual, aparca una vez más el deporte en una de sus alforjas, y abre la otra, la de la política. Aprovechando el partido de Copa en la ciudad valenciana de Alcoy, monta un cirio en torno a la figura de Ovidi Monllor. Y es que las mentiras en torno al fútbol no sólo se ciñen a la ayuda arbitral o de la anfetamina, sino también en la actitud política de Laporta, que nada tiene que ver con la sana y deportiva del Alcoyano. Estos, al menos, aspiran a ganar partidos con la moral como bandera, mientras que el Presidente catalán aspira a ganar la suya particular, la de los países catalanes, drogando a su afición o con el “de paso cañaso”.

No solo es el calor ambiental el que sube y del que convendría recordar aquello de que lo que sube baja, frase nunca cuestionada y confiamos sea de aplicación. Lo más difícil que bajen serán la cesta de la compra y las bravatas de Chávez, por lo que habrá que meterlas en nuestro Perol y estar atentos. La primera, para fijarla todo lo que se pueda, y la segunda para insistirle el ¿por qué no te callas?, o en caso contrario, darle fuerte al Perol.

No hay comentarios: