22 noviembre, 2007

ESPARDEÑÁS Y PEROL TRENCAT - LXXXIV

Fue allá por los setenta cuando de puerta en puerta sin previo aviso, aldabonazo va, aldabonazo viene, entraban en tu casa intentando venderte lo que seguramente no necesitabas, porque de necesitarlo ya lo tenías a buen recaudo adquirido en la perfumería del barrio. El caso era vender su mercancía, y con caras sonrientes, limpias y maquilladas, cabellos bien peinados y perfumados, labios tentadoramente pintados, manos y uñas recién arregladas, argumentaban nuevas técnicas de ventas basadas en el ahorro publicitario por un ajustado precio final que te ofrecían más ligero en beneficio del cliente, acompañado también, del algún que otro regalo, antesala al actual merchandising en su aspecto más inútil. No, no era precisamente como lo del lobo disfrazado de nieta con lacito de colores, pero algo tenían de ello ante la abuelita confiada.

Ahora no es “Avón quien llama a su puerta”, porque ya no cuela. Pero las ideas, como la espuma espuria, aflora, y previa a la cita electoral, el PSOE valenciano inicia su campaña del “pom a pom” sin citas previas, pero directa a la mandíbula de tu puerta que intentarán abrir para ofrecerte una mercancía llena de mentiras, no como lo hicieran los vendedores de enciclopedias, de guerras mundiales o de un atlas universal, actualmente en desuso como las del “Avón”.

El ampuloso Don Manuel Marín, Presidente del Congreso de los Disputados, nos anuncia su retirada de la política para dedicarse de “pleno” (parece que es lo suyo) a cuestiones del cambio climático, cátedra nueva ésta de buen futuro y suculentos frutos, siguiendo el camino marcado por Al Gore o Bill Clintón, quien ha visitado a Zapatero llevándose más de un millón de euros en su bolsillo para cuestiones relacionadas con el cambio climático. Algo tendrá que ver en la renuncia su jefe Zapatero, quien hace unos pocos meses dijo inesperadamente que contaba con José Bono para el mismo cargo de Presidente, lanzándole un aviso. Otra víctima más del Zapatos, y ya van unas cuantas, propias de un talante: modo o manera de ejecutar algo.

Como lo es, desde la forma más elegante –que no es su caso- hasta la de la innecesaria confrontación, sistema que domina por sus torpezas, tal y como hemos visto en los últimos años, cuyos resultados estamos sufriendo estos días por las calles de Madrid y Barcelona principalmente, en unas celebraciones ya olvidadas desde hacía muchos años. De la España del cambio primero, de la España de la transición poco después, hemos llegado con Zapatero a la España del enfrentamiento tras una legislatura empeñada en conseguirlo con rociadas de gasolina semejantes a las de Azaña en los primeros años republicanos y que tanto calentaron el ambiente hasta reventarlo. Como sucede ahora, que gracias al talante instado por Zapatero, nuestra historia, como tantas otras veces, vuelve a repetirse.

Muy atrás quedan los años que cuando llegaba el 20-N sólo una pequeña esquela en los periódicos encargada por la Fundación Francisco Franco anunciando una misa en su nombre, se encargaba de recordarlo. Sobre Zapatero caerá la responsabilidad de lo que acontezca en los próximos años, y en las páginas negras de nuestra historia tendrá el peor de sus recuadros.

Un tal Jorge Bilbeny, que se dedicó a fabular de la presunta catalanidad de Colón dedicándole horas y mucha TV3, le ha dado ahora por ubicar al Lazarillo de Tormes en tierras valencianas, pero con la indocta intención de catalanizarlo. Ignora el tal Jorge, la extensa bibliografía sobre la picaresca obra ubicada en tierras salmantinas, cuya autoría anónima aprovecha con gran desfachatez. El tal Jorge, miente, aprovechándose también de la inexistencia del original del libro, cuando dice que se escribió después en castellano porque entonces estaba prohibido, dice él, hacerlo en catalán –recurso tantas veces utilizado y en esta ocasión para justificar su farsa- precisamente cuando el Siglo de Oro de la Lengua Valenciana estaba en todo su esplendor. Por cuya fama, en la primera imprenta española situada en nuestro Barrio del Carmen se editaban entonces libros en valenciano, en castellano y en latín, nominaciones todas documentadas. Adjudica la autoría del Lazarillo a Juan de Timoneda, el dramaturgo valenciano. Y nos anuncia con descaro, que hará la presentación de su libro en Valencia el 13 de Diciembre, día de Santa Lucia, fiesta de los ciegos, quizá obligado por su subconsciente con la esperanza de engañarnos más fácilmente. No terminará ahí la farsa, camino de la trilogía, pues, seguramente, andan investigando que fue en el Parque Natural de Montserrat donde lució esplendoro el paraíso terrenal a pie de un peñasco cada vez más alto, como si de la nariz de Pinocho se tratase. No será por falta de ganas. El respeto se gana respetando, y no pastando en campo ajeno.

Terminado el IPCC ya tenemos el “Informe de Valencia” redactado en el Museo de las Ciencias por los científicos allí reunidos. Ban Ki-moon, Secretario General de la ONU nos asegura que existen medios suficientes para luchar contra el cambio climático, por lo que habrá que utilizarlos. Tras una semana de trabajos, llegar a esta conclusión nos tranquiliza, y sólo pensar que el mundo está en nuestras manos nos convierte en niños con zapatos nuevos, la mar de contentos. Menos hablar pues y manos a la obra, que callada e insistentemente es cuando da sus mejores frutos. Tras la II Guerra Mundial, la ONU, se encargó de que no hubiese más guerras en el mundo. Quizá no tuviera un informe semejante que le enseñara el camino para lograrlo. Al menos, ahora, ya lo tiene, y con proyección internacional: “Informe de Valencia” se llama, lo que nos llena de orgullo y no hará más conocidos, si cabe, en todo el mundo.

Por meritos propios y por su pertinaz empeño en persistir por una España diferente, tan manipulada en los libros de texto, metamos a Zapatero dentro de nuestro Perol, que aunque él no es el culpable de tan demencial patraña, más que deshacerla se ha dedicado a alimentarla.

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