17 agosto, 2006

ESPARDEÑÁS Y PEROL TRENCAT – VIII

Un mundo de perfumes. Esto es lo que me trae el recuerdo de los años escolares. Están todos ahí, ocultos, adormecidos. Cómo de si de un Guadiana se tratase. Piensas en ellos y surgen inequívocos. Los percibes como si estuvieran húmedos, impregnados en tu piel. Aquellos años en las aulas, entre gomas de borrar, de tinta Samas, de pupitres y plumieres, de tizas y pizarras negras, de baberos con delgadas rayas blanquiazules, de lápices y de pinturas Goya. Cada cosa tenía su perfume diferenciado y hasta su sabor ¿los recuerdan?

Eran tiempos en los que ya empezabas a pensar en la cuestión de decidirte por Ciencias o por Letras. Llegaban los exámenes con nota y hasta rezabas por conseguir la mejor. Recuerdo que para mí, lo que más satisfacción me producía, o disgusto en caso contrario, consistía en verificar si la nota la había superado. Y por ello, cuando era de aplicación la prueba del nueve, la tranquilad del aprobado dejaba en mi el sabor de lo bien hecho.

¡La prueba del nueve! Podrás dudar de la existencia del creador, si de que los hijos de la parienta son tuyos o no lo son, si de quien te dice amigo lo es de verdad o si el Jefe de Gobierno no te engaña. Pero en la prueba del nueve es imposible negar su veracidad.

A dos años de legislatura Valencia sigue seca de agua, con problemas en sus campos y además sin llover. Lo primero que hizo el Zapatos, aparte de lo de la guerra – que ya se encargó de cargar la culpa contra quien no la tenía y muchos así lo creyeron- fue derogar el Plan Hidrológico Nacional. ¿La razón?: ¡tenía otros planes!

¿Cómo va a poner en marcha un PHN un señor cuyo único plan es la desvertebración de España al gusto de quienes la niegan. ¿Qué mayor prueba del nueve que la puesta en marcha del PHN para probar si de verdad tiene un sentimiento español? ¿Habrá alguna prueba mejor? A Zapatero no le gustan las del nueve. Es hombre de Letras y adicto a las de Cambio. Su mayor afición es la magia y el juego de los trileros. Los nacionalistas ya tienen su plan con Zapatero, por cierto bien escondido, y éste, la contrapartida de alcanzar la Moncloa. Y le salió bien.

Y hablando de pruebas. Actos vandálicos en los jardines de Valencia cada vez con mayor violencia. Ignoro la relación que puedan tener éstos con la cultura del botellón, pero lo que si que sé, es que la cultura es una valor a la baja. Lejos quedan aquellos odios anticlericales manifestados contra las imágenes religiosas, empero, atentar contra la simbología cultural de un pueblo vuelve a ser página de actualidad. Quizá todo ello sea una prueba y también una consecuencia, de eso que llaman algunos “el inculto pueblo español”.

El de las chapuzas, cuya solución de las desalinadoras, por parte de Zapatero, ni siquiera ha sido capaz de cumplir en los plazos previstos y en su más mínima expresión. Será por su nulidad en el resultado.

Estamos asistiendo a la presencia de un mundo al revés y vemos atónitos a la naturaleza encadenada ¡Cuánto nos queda por ver! Los terroristas con sus manos libres y las pistolas en la sobaquera desde los ventanales de la televisión y los sótanos hediondos del comadreo que marcan el ritmo político del país. El Gobierno llama a esto “proyecto de paz” mientras que aquellos tienen muy claro cual es su objetivo. Los vándalos se apropian de los parques y jardines y los del este se apoderan de nuestras casas mientras dormimos. Y mientras tanto descubrimos las palmeras en nuestra reluciente Avda. del Puerto esposadas y con cadenas ancladas al terreno. Son otros los que debían tener impedida su libertad. Pero ella queda representada en el agua que se escapa por el amplio desagüe de Amposta. Antes, al menos, existían fontaneros en la Moncloa. Ahora ni eso.

Buena falta pues nos hacen los fontaneros y al menos con buenas intenciones, pero no las de ciertos negociadores que mejor sería que no existiesen. Al menos los actuales con ETA. Pero por lo visto cada vez cuesta más comprender que la única negociación posible con una banda terrorista es cuando ésta anuncia la retirada de la armas o sea su disolución. Al menos así lo anunció repetidas veces Zapatero. ¿A dónde nos lleva este hombre?

¿A romper el perol de la concordia entre los españoles? Aparte de esto ha llenado de alegría a los que estaban prácticamente derrotados y en sus ya últimas horas. Los que en la actualidad están alcanzando cotas de popularidad, máximos niveles de audiencia y dispuestos para su entrada triunfal en palacio. Esperemos que el Presidente no rompa el perol y no le ocurra como lo sucedido con un elefante, ese animal dócil, bondadoso, apacible, amigo de la ingenuidad infantil y que acaba de desmembrar de un brazo a su cuidador. Qué así no sea.


Junio 2006-06-08




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