17 agosto, 2006

ESPARDEÑÁS Y PEROL TRENCAT – XVI

La investigación del espacio nacida por el interés del hombre en saber más cosas sobre su origen, supuso el logro de aplicaciones que adaptadas a nuestra vida procuran hacerla más agradable. Nada sería igual sin los descubrimientos de los últimos cuarenta años frutos del intento de conocer el espacio sideral.

Desde la existencia del sencillo y útil belcro hasta el sofisticado marcapasos que regula nuestras vidas, debemos muchos avances a la investigación espacial. Estas muestras, de por sí importantes, son un sencillo ejemplo de otros grandes provechos en el mundo de la cirugía, de las telecomunicaciones y de las isobaras que nos cubren. Modernos artilugios nos avisan de la furia escondida en la naturaleza. Incluso en otros campos, como el de la seguridad del vestir en los trabajos de riesgo, que nos han llegado de los diseños astronáuticos. O el mismo GPS que nos ayuda a encontrarnos, aunque a veces lo que prefiramos sea la huida.

Al servicio de la investigación se dedican importantes partidas económicas y los científicos desean su prestigio, pero también en beneficio de la humanidad. Con el uso de la ciencia, la investigación abre los caminos en el sentir más noble del hombre. Siempre en la búsqueda de un mundo más fácil, más humano.

Sólo en manos de los políticos la investigación se degrada y como una combustión deleznable se infiltra en nuestras vidas buscando la confrontación. Si la ciencia investiga en el campo de la vida, ahora los políticos quieren investigar con los muertos. Pero no para aprender o para sacar conclusiones. Privan ahora los intereses infames, los más ruines. La investigación final deja de ser epílogo y la convierten en un prologo deseado. La izquierda siempre volcó sus afanes sobre los muertos, ora procurándolos ora rentándose con ellos. Si el asesino de Hitler, convencido como estaba de qué las culpas de todos los males venía del pueblo judío, nuestra izquierda pensó lo mismo del clero y con sus actos abrió la espita de una guerra civil.

El infame Zapatero “investigó” a 192 muertos para ganar unas elecciones. Lo consiguió en trabajo de 48 horas con la ayuda inestimable del “pásalo” y de la Ser con su kamikaze. Fue aquella una acción de acoso y derribo que degrada al ser humano. Y ahora quieren hacer lo mismo con la cifra de 43 muertos en la Estación del metro de Jesús.

Piden una investigación que ya ofreció desde el primer instante de la tragedia el Presidente Camps. La piden no para saber, porque lo que quieren ya lo saben: que los culpables sean los del PP. Aquí no sirve el resultado final de la investigación que será el que ellos quieran o no será.

Pla, ahora de pancartero, monta pequeños tumultos en las calles donde la izquierda en pleno acude con fruición a propagar a la gente el resultado final de una investigación cuyo veredicto anticipado lo tienen ya escrito. ¡Qué bien aprendida tienen la lección! Les importa un bledo los muertos y sus familias, que de ellas quieren apoderarse el dolor que llevan dentro, para convertirlo en odio permanente y de paso sumar votos. La veta de la campaña electoral sacada de miserables entrañas la tienen al descubierto.

Ahora queda sobre el tapete de la investigación en marcha, saber si el Delegado del Gobierno tenía o no la obligación de mentir a conciencia para desviar la atención de un posible atentado terrorista que alarmara a la población en base a datos falsos. Él mismo lo ha declarado en la Cortes Valencianas y quizá actuara bien, porque es bueno evitar que cunda el pánico. Pero aquellos del “queremos la verdad y el pásalo” recuerden esto y se pregunten porqué ahora ignoran al Delegado –nadie pide su dimisión- y sin embargo buscan culpables donde no los hay. Antes fue un kamikaze, ahora una rueda rota o una vía torcida. ¡Qué sibilino mensaje!

Sin embargo, los códigos que utilizan los técnicos tienen otras motivaciones. Ahora están investigando las paredes agujereadas de las cristianas Torres de Quart para saber más de ellas y proceder a su restauración. La memoria de la guerra contra el invasor francés está escrita a fuego en sus muros; allí queda. Como la tranquilidad que nos da el saber que, al menos en esta ocasión, la actual investigación no servirá para cambiar el curso de la historia.

Esperemos que la investigación sobre la desaparición de droga en las mismas dependencias de la Jefatura Superior de Policía sirva para algo. Cuando se roba a quien tiene la obligación de sentirnos más seguros todo se desmorona. Salvo claro está si entre los servidores del orden también existen los que se aprovechan de las circunstancias al igual que lo está haciendo la izquierda valenciana en su actual investigación del metropolitano valenciano. Jamás cayó tan baja su condición de ser humano utilizando a los muertos, su ya práctica habitual, tratándolos como mercancía para ganar votos.

Metámoslos en el perol y hagamos el trencat con todas sus miserias que por ser tantas, vamos a necesitar de un gran perol. Qué nos digan los científicos el lugar más seguro donde guardan los residuos y a él mandemos tanta infamia. Qué así sea.

Agosto 2006-08-03



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