31 agosto, 2006

ESPARDEÑÁS Y PEROL TRENCAT - XX
La diferencia en las cosas, es en ocasiones una línea tan sutil que tratar de distinguir las partes no sólo nos produce migrañas sino que resulta una pérdida de tiempo. Pero en otros lances las lindes están claras que cuando nos las anuncian es porque nos toman por tontos.

El PSOE dice que los accidentes ferroviarios de Valencia y Palencia son diferentes. Cualquier lector avispado sabe “muy bien” los motivos de tal distinción. La fonética, que nos ha unido en ocasiones, ahora la riqueza de léxico del PSOE las distingue. La diferencia entre Valencia y Palencia, nos hace agudizar el oído y en esta ocasión los socialistas valencianos quieren dejar bien claro el matiz, a no ser, claro está, que nos estén tomando por tontos. Aunque lo que está claro es que el PSOE, de repente, se ha quedado sin discurso.

Sin embargo, en Santander, dónde están reunidos los historiadores sobre Nación y nacionalismo en la España contemporánea, las diferencias básicas son más bien pocas. Piden los ponentes el respeto a nuestra Historia y lamentan actuaciones como la de Rosa Regás, mujer tan sectaria como inculta y de muy mala intención. Por sus referencias tanto a la Historia, desagraviando a Menéndez Pelayo por ejemplo, o como cuando lo ha hecho con la Historia de la Lengua Valenciana, que desconoce. El estudio de nuestro pasado reciente no se debe hacer “sin debate y por la noche”, dicen los historiadores, refiriéndose a la retirada de la simbología franquista que también es parte de nuestra Historia. Y es que los márgenes del conocimiento en los socialistas, cuando actúan con maldad están tan claros como diáfanos, y su falta de respeto a la verdad es tan mezquina como miserable.

También hay muchas cosas que vuelven y nos recuerda la existencia cíclica de los acontecimientos. Los dormitorios de cochambre bajo los puentes del río Turia vestidos con los muebles que otros desechan, proliferan cada vez más y nos ofrecen una estampa, que sin embargo, no es nueva. Ver esta clase de hogares nos hace recordar aquellos años anteriores a la riada; cuando los puentes se convertían en moradas y sus paredes servían de alacenas en las oquedades de los muros. Los motivos del albergue son los mismos aunque no sus moradores; los de aquellos tiempos eran nativos y que circunstancias endógenas les obligaban a vivir a la intemperie, mientras los actuales vienen de la miseria internacional. Aún me queda el recuerdo de una granada cruzando el Puente de Serranos tras una riada anterior a la del cincuenta y siete. Salvada de las agua, estaba triste y sola en un anaquel de piedra incrustado en el pretil del río. Y es que de los viejos recuerdos sólo nos separa un vaivén permanente con billete de ida y vuelta.

Pero no sólo nos perdemos en nuestros letargos; a veces surge el esperpento: el Alcalde de Getafe pide para su municipio la capitalidad de la Comunidad Madrileña. ¿De qué casta están hechos algunos políticos que en vez de ofrecer soluciones buscan notoriedad?

Ahora, en puertas de Septiembre, la línea sutil en los restaurantes cobrará actualidad para separar a los que fuman de los que no lo hacen. Es algo así como las dos Españas enfrentadas mirándose a la cara pero con la música de fondo de la buena mesa; menos para los que no la tienen, que para éstos no hay línea que los separe: todos ayunan unidos.

También tenemos otra prueba que presenta cierta dificultad. Se trata de superar la línea que separa el tiempo en el que se puede vivir sin trabajar del que hay que trabajar para vivir. Éste es más largo y dura once meses. Dicen los entendidos que llegado este momento, la mente humana sufre un shock difícil de vencer. Quizá la única ayuda sea la pértiga bíblica del ganaras el pan con el sudor de tu frente.

Pero la línea que resulta más complicada, al menos en la España nuestra, es la que separa los conceptos derecha e izquierda. Aquí no hay línea sutil ni diáfana que valga porque cada vez se parecen más los unos y los otros. Sin embargo, los de la izquierda necesitan de una raya ancha y gorda con el recurso de la mentira que nos separe. Si al izquierdismo le quitas la manipulación permanente, vemos que ya no le queda nada que les distinga. La caída del muro, que sesenta años antes habían intentado levantar en España, sin conseguirlo, significó la crónica de una muerte anunciada.

Ahora quieren trazar como una nueva línea Maginot y de peaje para que los vehículos con destino al centro de la ciudad tengan que pagar. Tratan de defender al centro que quedara sólo para los pudientes. ¿Qué dirían si la idea viniese de la otra orilla que ellos mismos tratan de separar?

Y después de intentar el hundimiento de Terra Mítica con toda clase de mentiras y amenazas, ahora quieren ir hacia la normalidad. El PSOE cruza la raya y eligen al Circo Romano como su lugar de encuentro. Quizá sea lo único noble que hayan hecho desde su inauguración por un centro de ocio que supone muchos puestos de trabajo, así como un valor añadido a toda la industria turística de nuestra costa que por ser alicantina también es valenciana.

Desde el Circo Romano metámoslos en el perol anudado a su línea de sujeción, pero no para romperlo sino para voltearlo hasta que se pare. Quizá con el mareo los creadores de la raya salgan despedidos al aire y se vayan para siempre. Ellos perdidos en sus fabulaciones y los demás tranquilos, que buena falta nos hace. Qué así sea.

Valencia 2006-08-31

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